jueves, 5 de febrero de 2015

Decálogo para formar un Pequeño Delincuente: "Reflexiones de un Juez de Menores", de Emilio Calatayud

Hoy voy a desviarme ligeramente de los temas que suelo tratar contigo, querido lector, para comentarte una curiosidad que he podido encontrar hoy navegando por la red. Y en esta ocasión, el tema no será específico de la criminología, sino que también es interesante desde el punto de vista de la psicología general y del desarrollo, amén de ser bastante actual. Hoy lo que te traigo son un par de documentos: un pequeño extracto de un libro y una conferencia. Te pongo en situación:

Emilio Calatayud
Ayer en clase vimos un vídeo (cuyo enlace colgaré abajo del todo) en el cual el juez Emilio 
Calatayud, conocido por el tipo de sentencias pioneras que suele imponer (en lo referente a la educación y la orientación de las mismas) en los juicios de delitos cometidos por menores, charlaba, de una manera bastante amena e interesante, sobre la relación entre los elementos propios de la actualidad y la crianza y posible desviación criminal de un hijo. ¿Cómo influyen las nuevas tecnologías en la posibilidad de una persona de llevar a cabo una conducta criminal? ¿Somos más blandos en la crianza ahora que antes? ¿Es lícito el trato “excesivamente democrático” que se tiende a dar a los niños, frente al trato “excesivamente autoritario”? Todas estas y otras preguntas puedes verlas respondidas en la charla que el juez imparte. La verdad es que el vídeo no tiene desperdicio alguno, y si tienes tiempo suficiente en casa y suficiente interés, te recomiendo que le eches un vistazo. Además, te lo recomiendo encarecidamente si eres padre o madre.

Y por otra parte, en el video el juez hace referencia a un decálogo que él mismo escribe sobre cómo “desarrollar un pequeño delincuente”. He aquí el meollo de la entrada de hoy, ya que me ha parecido tan curioso que me gustaría compartir esta parte de su libro contigo. Por si al terminar de leer la entrada sientes curiosidad, he dejado abajo del todo un enlace al libro, llamado “reflexiones de un juez de menores”. Vayamos ahora con el famoso decálogo y comentémoslo un poco, a ver qué opinamos los dos.




  1. Comience desde la infancia dando a su hijo todo lo que pida. Así, crecerá convencido de que el mundo entero le pertenece.

    Demasiada gente actualmente intenta que su hijo pueda disponer de todas las comodidades de las que ellos mismos no pudieron disponer. Esto es, en realidad, un arma de doble filo: si bien es importante que los niños puedan sentirse cómodos y tengan cubiertas sus necesidades, no hay que confundir el ser buen padre con darle todo a un niño. Sobre todo, porque llegará un momento en que el niño se acostumbrará a que se lo den todo.

  2. No se preocupe por su educación ética o espiritual. Espere a que alcance la mayoría de edad para que pueda decidir libremente.

    Si bien yo mismo soy partidario de una educación menos autoritaria y más basada en el diálogo, desde pequeños debemos intentar enseñar a nuestros hijos la importancia de la educación. Y no hablo de una educación religiosa (eso queda en función de la persona), sino de normas de educación cívica y morales. Cuando crezca, ya decidirá la legitimidad de las mismas.
  3. Cuando diga palabrotas, ríaselas. Esto lo animará a hacer cosas más graciosas.

    En términos de psicología conductista, esto es puramente un refuerzo positivo, lo cual lo único que hará es aumentar la probabilidad de que la conducta se lleve a cabo. Y lo que hoy puede parecer una broma, mañana puede ser una falta de educación.
  4. No le regañe, ni le diga que está mal algo de lo que hace. Podría crearle complejos de culpabilidad.

    Al contrario de lo que la gente piensa, la inmensa mayoría de los niños son fuertes. Decir que algo está mal, dicho de una manera propicia, no le causará ningún dolor, complejo o trauma de ningún tipo, sino que le enseñará que hay cosas que no deben hacerse de un modo concreto. Y por supuesto, regañarle no implica necesariamente pegarle. Hay una larga escala de grises entre el pasotismo y el castigo físico.

  5. Recoja todo lo que él deja tirado: libros, zapatos, ropa, juguetes. Así se acostumbrará a cargar la responsabilidad sobre los demás.

    Precisamente, el niño debe aprender desde bien pequeño a ser responsable de sus actos y de sus cosas. Esto permitirá que en el futuro sienta que tiene el control sobre sus cosas, y a su vez que se sienta responsable de su entorno y de sí mismo. Debemos ayudarle a que aprenda a hacer las cosas de manera autónoma, no hacer las cosas por él.

    ...Entenderé que no estás pensando en enseñar a cocinar "autónomamente" a tu niño de 6 años.

  6. Déjele leer todo lo que caiga en sus manos. Cuide de que sus platos, cubiertos y vasos estén esterilizados, pero no de que su mente se llene de basura.

    Trata de guardar un leve control sobre aquello que lea. Hay libros muy interesantes e indicados para todas las edades. Sin embargo, internet y la telefonía móvil nos dan acceso a muchas, muchísimas lecturas no tan recomendadas. Trata de orientar al menor a lecturas positivas y reflexivas.

  7. Riña a menudo con su pareja en presencia del niño, así a él no le dolerá demasiado el día en que la familia, quizá por su propia conducta, quede destrozada para siempre.

    El aprendizaje vicario, o aprendizaje a través de la observación de lo que otros hacen, es extremadamente común y evidente en los niños de edades jóvenes. Sin embargo, tampoco en los más mayores termina de desaparecer. ¿Quién no ha tenido algún ídolo al que ha intentado imitar o parecerse? Mucho cuidado con cómo nos comportamos frente a los chavales, porque pueden aprender lo peor de nosotros mismos.

  8. Dele todo el dinero que quiera gastar. No vaya a sospechar que para disponer del mismo es necesario trabajar.

    Esto no quiere decir que el niño tenga que ponerse a trabajar sirviendo copas para poder pagarse sus cosas (tal y como está el paro, lo que nos faltaba, ¡Más competencia!). Sin embargo, sí que sería interesante asignarles una pequeña cantidad de dinero conforme se van haciendo algo mayores, siempre a cambio de ciertas tareas que deban realizar para ayudar en casa (para que relacionen el dinero con el trabajo). Y por supuesto, nada de “si lo apruebas todo, te compro la moto”. Por favor.

  9. Satisfaga todos sus deseos, apetitos, comodidades y placeres. El sacrificio y la austeridad podrían producirle frustraciones.

    Esto en realidad se relaciona bastante con lo ya comentado. El niño debe poseer, sobre todo, autocontrol. No podemos dejar que explote a la primera de cambio, y mucho menos darle lo que quiere durante esa explosión de rabia. La máxima “el que algo quiere, algo le cuesta”, es importante aquí. Y sobre todo, que no es más feliz el que más tiene, sino el que menos necesita. Quizá relacionemos un portátil o un videojuego caro con diversión, pero… ¿Acaso no hemos sido felices nosotros jugando con juguetes antes de todo eso?

  10. Póngase de su parte en cualquier conflicto que tenga con sus profesores y vecinos. Piense que todos ellos tienen prejuicios contra su hijo y que de verdad quieren fastidiarlo.
    No hay mucho que comentar aquí. Ante todo, y como siempre te digo, hay que ser crítico. La verdad nunca suele estar en una u otra parte, suele estar en puntos intermedios. Y si no respetamos a las personas que discutan con nuestro hijo, nuestro hijo aprenderá que ciertas personas no merecen respeto.

Aquí el libro dónde se recoge
este decálogo

Y esto es todo por hoy. Espero que lo hayas disfrutado. A mí me ha parecido muy interesante el poder compartir mi reflexión sobre este decálogo contigo. Por supuesto, me queda añadir algo: yo no soy padre. Probablemente, si algún padre pase por aquí, tendrá mucho, muchísimo que decirme al respecto. Evidentemente, la experiencia vale más que cualquier teoría. De modo que estoy a tu disposición si quieres criticarme. Estaré encantado de aprender de ti.





Aquí el enlace del vídeo en cuestión: https://www.youtube.com/watch?v=zZM1OwPbkoY