domingo, 27 de septiembre de 2015

Minority Report: ciencia tras la ficción.

¿Recuerdas cuándo escribí la entrada sobre películas y criminología? Estrenaba con eso una línea temática que esperaba relacionase el mundo cinematográfico con la psicología y la criminología. ¿Qué hay mejor que unir las aficiones de uno mismo? El hecho de ser capaz de responder a cuestiones de carácter científico y teórico a través de las películas es un arma realmente interesante para el docente dado que, como nos indica la propia psicología, tendemos a recordar los estímulos novedosos (especialmente los visuales) mucho mejor que otro tipo de estímulos. Y, ¿Qué hay más novedoso o estimulante que el argumento de una buena película?

Pues bien, siguiendo esta línea del blog, vengo hoy a presentar una película que tenía pendiente de ese mismo día, así como unas pocas reflexiones relacionadas con la misma: Minority Report.

 “Señor Marks, por orden de la División Precrimen del distrito de Columbia le detengo por el futuro asesinato de Sarah Marks y Donald Dubin que iba a suceder hoy."

Si has visto esta película, sabréis encajar perfectamente esta frase en la misma. Si como yo, todavía no le habías dado una oportunidad, creo que este es el momento. No solo porque sea una película muy bien dirigida, con una temática muy interesante y con giros argumentales bastante sorprendentes (¿Qué podíamos esperar de Spielberg?), sino porque es una película que trata un elemento muy reconocido en la actualidad dentro de la criminología: la predicción de la conducta.

Así, en la película vamos a encontrarnos como, tras décadas de avances científicos, se ha llegado a un punto en el cual, a través de una tecnología de precognición, se puede ser capaz de anticipar cuándo va a tener lugar un asesinato (así como la situación ambiental en la que tendrá lugar). Y esto, por supuesto, será utilizado para detener los crímenes antes de que ocurran, creándose así una unidad especial de intervención policial, alrededor de la cual gira toda la historia.

PreCrimen. Funciona.
¿Por qué me parece interesante tratar esta película en este momento? Pues bien: precisamente esta línea temática trataba el otro trabajo de fin de máster que tuve que realizar este año: el análisis de conducta con fines predictivos. Evidentemente, en la historia de Minority Report hay muchos elementos de ficción que rompen totalmente con nuestra realidad científica. Sin embargo, no deja de tener un trasfondo plagado de elementos criminológicos de enorme interés, los cuales a su vez se relacionaban con el trabajo que yo mismo hice. ¿Podemos aspirar a predecir la conducta? ¿En qué elementos deberíamos hacer hincapié para llevar a cabo estas predicciones? ¿Es factible suponer que la conducta puede ser descrita en su totalidad en forma de una enorme ecuación, o es un objetivo utópico?

En realidad, mi trabajo no dejaba de ser una investigación piloto, pero la revisión de investigaciones que realicé me permite plantear diversas teorías con las cuales aventurarme a responder a estas preguntas. En este caso, yo me centré en analizar las redes sociales y los datos que las mismas podían aportarnos de sus usuarios (y más concretamente, de su personalidad). Para ello, analicé diversas investigaciones anteriores y compilé los resultados que obtenía cada una de las mismas. ¿Cuáles fueron las conclusiones? Pues bien; en lugar de plantearlas en frío, vamos a compararlas con el argumento de Minority Report. ¿Qué afirmaciones son verdaderas, y cuáles falsas?

  • La predicción de la conducta es posible: Verdadero… a medias.
    Actualmente, y a caballo entre la psicología y la filosofía, podríamos asegurar que es imposible predecir la conducta de un individuo al cien por cien. Esto es así porque entraríamos a hablar de predestinación, algo que, como ya digo, entra más en campos de discusión filosóficos (e incluso teológicos) que puramente científicos.

    Sin embargo, sí que podemos llevar a cabo estudios para establecer los patrones de conducta de los individuos, en base a estudiar sus perfiles y clasificarlos. En el caso de mi investigación yo elegí la personalidad, pero hay casos aplicados en la actualidad que están dando buenos resultados, como es la búsqueda de perfiles de riesgo yihadistas. También el profiling (creación de perfiles psicológicos en base a los datos de un crimen) trata de predecir la posible conducta futura de autores y víctimas de un crimen, con un éxito moderado.

    De lo que no cabe duda es que la predicción de la conducta como tal no es posible (o al menos, no es infalible), pero sí que tiene cabida la predicción de patrones de conducta más o menos probables.
  • Puede crearse legislación para ser capaces de detener a individuos antes de que cometan crímenes: falso.

    El Derecho es bastante claro en este punto: no podemos castigar a alguien por tener cualquier tipo de pensamientos; tan solo cuándo los traduce en actos (preparatorios o ejecutorios) podemos intervenir. Esto en realidad permite que se cumplan las garantías de un Estado de Derecho, dado que si pudiéramos castigar a alguien por pensar diferente… bueno, ya te imaginas por dónde voy, ¿No?

    Por supuesto, en Minority Report esta legislación sí que existe, pero basándose en una capacidad de acierto absoluta. Esto hace que encuadremos esta afirmación como falso. Pura ficción.
  • Una hipotética predicción de la conducta sería exacta: falso.

    Como decíamos más arriba, no deja de ser una utopía ser capaces de predecir con tal exactitud un evento que podamos crear imágenes del mismo (como es el caso de Minority Report). Sin embargo, sí que se pueden establecer conjeturas basadas en la estadística y en la investigación, para determinar cuáles son las causas de acción más probables de los individuos. Por tanto, lo que realmente estaríamos “prediciendo” sería la tendencia de respuesta de un individuo ante diversos estímulos. Esto, que parece una tontería, es actualmente utilizado por disciplinas como el marketing o la publicidad para determinar cómo abordar a individuos diferentes.
  • Predecir la conducta sería tan solo aplicable a homicidios: falso.

    Hay que entender que Minority Report se basa en una premisa concreta para plantear esto: los precogs son los que determinan cuándo y cómo serán los crímenes, y por tanto tan solo aquellos que dejen una huella más grande pueden ser “predichos”. Aunque esto es relativamente coherente con la ficción que esta obra representa, nada más lejos de la realidad; como he dicho más arriba, de hecho, la predicción o prevención se está utilizando con fines aplicados, entre otros, a combatir el terrorismo. Además, en las cárceles se suele aplicar (por parte de psicólogos) la llamada “evaluación de riesgo de reincidencia”. Estos cuestionarios permiten determinar en qué medida un individuo tiene una alta o baja probabilidad de reincidir en una conducta delictiva. Sí, bueno, en realidad no dejan de ser orientativos y tampoco tienen una fiabilidad extrema, pero no dejan de ser, en menor medida, ejemplos de lo que estamos tratando aquí.
  • Anticiparnos a la conducta de un individuo reduciría notablemente la tasa de criminalidad: verdadero.

    Sin duda alguna, esta afirmación es correcta. Su explicación, la cual podría parecer obvia, la encontramos en que la prevención suele resultar mucho más útil a la hora de evitar conductas criminales que el castigo posterior al acto como método punitivo y disuasorio. En esto se basa, de hecho, el trabajo de muchos trabajadores sociales y psicólogos que trabajan con menores, tratando de encauzarlos y evitar que desarrollen conductas asociales que en un futuro puedan llevarles a la cárcel. Esto, a su vez, tiene otra vertiente, y es que si somos capaces de detectar perfiles de riesgo, podemos ser capaces de realizar un seguimiento para, si comienzan a planificar un acto criminal, ser capaces de detenerles en los actos preparatorios (y no limitarnos a actuar una vez se haya cometido el crimen).




Como decía al principio de esta entrada, creo que el mundo cinematográfico puede servirnos para ilustrar y transmitir conocimientos con una facilidad mayor que, simplemente, leyendo en un libro o estudiando la lección del día. En realidad no dejan de ser métodos complementarios, pero parece que hay una infraestimación del primero en detrimento de los otros dos. En cualquier caso, con estas reflexiones me gustaría poner en relevancia que realmente podemos explicar muchos fenómenos (y no solo de criminología o psicología) a través de la visualización de una película. Si consideras que has aprendido algo, te animas a ver la película por lo que aquí has leído, crees que estoy totalmente equivocado, o no estás de acuerdo en ciertos puntos… mi objetivo está cumplido.

Un saludo, querido lector.




-Hay una última cosa que quería decirte: el Diario está a punto de cumplir su primer año de vida (faltan unos días). Aunque ya realizaré una entrada haciendo un pequeño resumen de este año en términos de visitas, entradas, alcance, etc., quiero aprovechar para agradecerte el hecho de que me hayas seguido y leído durante todo este tiempo (o bien, que me hayas encontrado por casualidad hace poco tiempo. Porque admitámoslo, es casualidad). ¡Espero estar a la altura durante otro año más!

domingo, 13 de septiembre de 2015

La Mente Criminal, de Vicente Garrido

Si leíste la entrada que dediqué a la psicología y al papel que tenemos nosotros como valedores de la misma (si todavía no lo has hecho, puedes leerla en este enlace), recordarás que comenté que había conocido un caso en el cual unos colegas de profesión ofertaban algo tan factible como tratar una psicopatía, como si ofrecieran uno de muchos platos en el menú de un restaurante. Pese a que estoy de acuerdo en que hay ciertos aspectos de la psicopatía que creo que no solo pueden, sino que deben ser tratados, se trata de una propuesta inasumible (y más para personas que no tienen ninguna experiencia en esta temática) que requeriría de muchas más investigaciones y que, hasta el momento, contradice las distintas teorías sobre cómo funciona la psicopatía, siendo un trastorno/rasgo de personalidad imposible de erradicar.



Precisamente pensando y debatiendo con algunos compañeros sobre el tema, recordé que había recibido algunas clases sueltas (tanto en el máster como en algunos cursos) de Vicente Garrido Genovés, uno de los expertos más reconocidos en el campo de la perfilación criminal y de la psicopatía. Y buscando información sobre el tema (y el autor), encontré que tiene publicada una gran cantidad de obras que tratan precisamente la psicopatía. No dejando de recomendarte que le eches un vistazo, porque creo que si te interesan estos temas con la obra de Garrido tienes para rato, no pude evitar pensar en lo interesante que resultaría leer alguna para informarme y (posteriormente) hacer una reseña en el Diario. Así que finalmente, y entre muchas de ellas, me decidí por aquella cuyo título (y temática) consideré más atractivo: La Mente Criminal.

Sobre Vicente Garrido, en realidad, hay tanto que podría decir que tendría que dedicar una entrada entera. A modo de resumen, diré que ejerce como profesor universitario en la Universidad de Valencia, siendo a su vez colaborador en otras muchas universidades e investigador. Ha ejercido también como consultor de la ONU y de diversas fuerzas de seguridad, y es un habitual tanto como escritor de libros y artículos en periódicos, como de diversos programas de televisión. Un fenómeno, vaya. Aprovecho, en cualquier caso, para dejar más abajo un link con más información sobre este autor.



Presentado el profesor Garrido, pasemos ahora a hablar de su libro.

La Mente Criminal, de 320 páginas, se trata de una lectura ligera a la par que interesante, donde te verás sumergido en el estudio (como el título del libro reza) de la mente de diversos delincuentes. Publicado en el 2007, en él el autor diferencia muy bien los distintos conceptos, separando los distintos tipos de asesino en serie y clasificando a los mismos según elementos muy sencillos de entender (especialmente si conoces algo de psicologia), haciendo constantes referencias a la cultura popular y a datos que el lector conocerá de la vida cotidiana. Se trata, por tanto, de un libro muy ameno que sin duda creo encontrarás muy interesante.

A continuación indico alguno de los puntos más reseñables del libro:

  • La temática que trata es, sencillamente, muy atractiva. ¿A quién no le llama la atención el estudio de los asesinos en serie? Prueba de ello es la inmensa cantidad de series y películas que han salido en la actualidad sobre el tema. Vicente Garrido, desde su más que suficiente experiencia, sabe perfectamente cómo enganchar al lector en cuanto a los datos, las anécdotas y la información transmitida. Convierte, por tanto, una temática interesante para el lector en algo todavía más atrayente, si cabe.

  • Está escrito con un estilo similar a cualquier otro libro de divulgación, y sin embargo podría cumplir a la perfección la función de libro de texto. ¿Qué quiero decir con esto? Que este libro puede servir tanto para entretener como para aprender, ya sea a nivel de gente “lega” en la materia como a profesionales que tienen interés en entender cómo funciona la psicopatía y cuáles son las características de los asesinos en serie.

  • Aborda el caso de los asesinos en serie y la psicopatía desde el enfoque de la perfilación criminal, una herramienta de la criminología harto conocida actualmente, pero rodeada de un gran halo de ficción e imprecisiones. Esta, siendo una de las principales contribuciones que la psicología aporta a la criminología, es quizá también una de las herramientas que más llama la atención al público en general, lo cual a su vez hace muy interesante la lectura sobre cómo se aplica y cómo funciona en la investigación criminal. Uno de los puntos más fuertes, sin duda.

  • No se limita a tratar a los asesinos en serie tradicionales, sino que se atreve a hablar de casos españoles y, de manera sorprendente, de mujeres. Esto último es especialmente interesante ya que (y este dato es realmente interesante) más de un 90% de los asesinos en serie son hombres. En el libro se especifica como las “asesinas” suelen tener otros métodos, otras motivaciones y, en definitiva, otras características respecto a sus homólogos masculinos.

  • Por otro lado, además de tratar a los asesinos, también son tratados los métodos que fueron imprescindibles para su captura. Así, no trata solo elementos criminológicos, sino también técnicas propias de la criminalística (dactiloscopia, análisis de ADN, etc.). Esto puede plantear un pro y un contra para el lector, dado que en más de una ocasión el profesor Garrido quizá se anda “por las ramas” a la hora de hablar de estas técnicas. Aunque solo tengas interés en la historia de los asesinos en serie, por tanto, encontrarás también la historia de la metodología utilizada para atrapar a cada uno de ellos. Que sea interesante o no, lo dejo a tu criterio.


En cualquier caso, si tengo que hacerle una crítica de algún modo a este libro, es que trata al psicópata como alguien “maléfico” por naturaleza. Es decir, trata a los psicópatas como individuos que producen mal sean asesinos o no. Ya sea con un cuchillo o en su vida diaria en ámbitos mundanos como son el laboral o familiar, Garrido los trata siempre como individuos que producen daño a la gente de su alrededor. Personalmente no estoy de acuerdo con esto, por el sencillo motivo de que la incapacidad para sentir empatía no me parece motivo suficiente para etiquetar de agresivos a todos los psicópatas. Y me plantearás “¿No estás pecando de exceso de confianza?”. Creo que en este caso es en realidad al contrario, que Garrido tiene una visión algo dura sobre la psicopatía. Sin embargo, en ningún momento dejo de tener presente que él es un experto reconocido a nivel internacional sobre el tema, con años de estudio e investigación a la espalda, con lo cual puede ser que realmente tenga razón y yo me esté equivocando. Yo al menos como psicólogo me resisto a creer esto.

"...la incapacidad para sentir empatía no me parece motivo suficiente
para etiquetar de agresivos a todos los psicópatas." 

A título personal, procuraré contactar con Vicente Garrido (con el cual por cierto ya me comuniqué por correo hace un par de años, y es un individuo muy amable) y preguntarle, porque también puede ser que yo lo haya entendido mal. Nuevamente, lo dejo a tu criterio.

En conclusión, y sin intención de alargar más la entrada, te recomiendo la lectura de este libro, tanto si eres un estudioso de la temática como si tan solo eres un aficionado a la lectura en general o a la criminología en particular. Sea como sea, creo que lo disfrutarás mucho.

Un saludo, querido lector.





P.D: Dejo aquí el enlace con más información sobre Vicente Garrido. Ni está del todo actualizada (creo que solo llega a 2007) ni es la mejor página que he encontrado, pero bueno... era eso, o rezar porque entendierais su entrada de wikipedia en valenciano. Sé que sabrás perdonarme.

jueves, 10 de septiembre de 2015

Europa: un éxodo moderno.

Sé que esta no se trata de una entrada relacionada puramente con la psicología o la criminología. Entiendo que tú, observador avezado, puedas plantearte que quizá esta entrada camina por límites más allá de los establecidos por este blog desde su nacimiento. Y en realidad, puede que tengas toda la razón. De hecho, tenía pensado subir una reseña sobre un libro, ni siquiera pensaba escribir nada sobre esto (porque creo que ya está todo dicho). Pero hoy, tras ver nuevamente las noticias, no he podido resistirlo. Porque creo, sinceramente, en la importancia de este tipo de reflexiones.

"...porque creo que ya está todo dicho".


Estamos sometidos a un constante bombardeo informativo sobre lo que está ocurriendo en Europa del este estas últimas semanas (también lo estábamos de lo que ocurría un poco más allá desde hace más tiempo, pero eso... bueno, nos tocaba más lejos, ¿no?). El drama del gigantesco éxodo que están sufriendo los habitantes de Siria y sus países vecinos, huyendo de la guerra y la abominable situación que allí se está viviendo (tanto por gobiernos autoritarios como por la creciente amenaza del Estado Islámico, una criatura que no cesa de crecer), parece haber copado de golpe y porrazo la actualidad de los medios de comunicación. Como si de una sorpresa para todos se tratase. Pero sé realista... ¿Lo es para ti?

Lo que realmente me resulta a mí una sorpresa es que se haya tardado tanto en darle la importancia que merece a un asunto de extrema gravedad como es este. Aunque a decir verdad, tampoco sé muy bien de qué me asombro. Al fin y al cabo, Europa (Occidente, para ser más justos) vive en su eterna burbuja de seguridad hasta que algún “extremista islámico” nos recuerda que somos parte de algo más grande, ya sea poniendo una bomba en unos trenes, en un autobús, o masacrando a los trabajadores de una revista. Esos hechos, que parecen despertarnos temporalmente lo justo para poder ser conscientes de la realidad, actúan como un ruido durante el sueño: abrimos levemente los ojos, observamos a nuestro alrededor que todo sigue bien, y luego continuamos con nuestro letargo. Pero... ¿qué pasa cuándo el ruido es sostenido, y nos impide retomar el descanso? Pues precisamente, eso es lo que está ocurriendo con el flujo de inmigrantes que, mientras tú lees y yo escribo, desbordan las fronteras de Hungría y Grecia.

"Un éxodo moderno".


Estoy seguro de que entiendes perfectamente de lo que hablo. ¿Es que acaso no has visto en Facebook la foto de esa pobre criatura ahogada en la orilla de una playa? ¿Has sido consciente de la indignación que ha levantado? Como si realmente eso fuera un acto aislado, un evento puntual. Como si al día no estuviesen muriendo decenas de refugiados. Como si cientos de niños no hubieran fallecido ya, víctimas del mar, del hambre, o de los cócteles molotov de bienvenida.

Y ahora, todo ha explotado.

Ya no hay sueño posible. No hay descanso al que regresar (aunque no tardaremos en buscar otra habitación desde la que no escuchemos el ruido, porque así es el ser humano). Ahora, todo el mundo está hinchando el pecho, gritando al aire: “NO ES JUSTO”. Aunque no todos quieran decir lo mismo al aludir a la justicia.

Aprovecho, en líneas de este último planteamiento, para dejar un vídeo que encontré esta mañana sobre el tema. A buen entendedor, pocas palabras bastan.



Personalmente, mi sensación al escribir estas líneas es algo similar a la que sentí en enero, al escribir la entrada sobre la masacre de Charlie Hebdo. Una mezcla de gran lástima, rabia, impotencia, pero también de autocrítica. Al fin y al cabo, tú y yo también de somos responsables de todo este problema, por más que apuntemos hacia arriba. Somos cómplices de esta terrible huída, este éxodo moderno en el cual las aguas no se abren y los egipcios esperan a ambos lados del mar. Donde luego aguardan cuarenta largos años del desierto que es la exclusión social en Europa.

¿Pero por qué? ¿Por qué entro a un blog para leer cómo me apuntas como cómplice necesario de un delito que yo no he cometido? ¿No es acaso culpa de los que mandan, no son ellos los que han provocado todo esto? ¿Qué me retiene aquí, por qué debería aceptar aquello de lo que me acusas?

Porque atribuir la responsabilidad en una sola dirección es, irónicamente, irresponsable.

Esto es lo que nos dice la psicología sobre la atribución de errores: muy pocas veces están tan solo en una de las partes. No creo que todo se base en apuntar con el dedo a uno u otro, esperando con ello entender el problema en términos de una simple suma. Los problemas son complejas ecuaciones, en los cuales es muy complejo que tan solo una parte aporte las incógnitas. Eso es innegable. Y el que intente contradecirlo, es un necio, o un hombre con suerte.

Pero... ¿En qué hemos contribuido nosotros? ¿Cuál puede ser nuestra parte de culpa en todo este conflicto?

-Hemos financiado a gobiernos autoritarios.

-Hemos apoyado (y participado en) guerras de castigo contra ellos.

-Hemos saqueado, destruido y dividido sus territorios.

-Hemos complicado su integración entre nosotros.

-En definitiva, hemos mirado para otro lado.

Y ahora, todos clamamos al cielo cuando vemos a un pobre niño ahogado en nuestras costas. La hipocresía europea, supongo.

La hipocresía europea, supongo.


Son refugiados, querido lector. Están huyendo de su país, de su ciudad, de su hogar. Están dejando atrás todo lo que tienen, en muchos casos incluso a parte o a toda su familia, para buscar un refugio. Están atravesando muerte, penurias y pérdida, porque en su tierra ya solo les queda eso. Y nosotros lo vemos desde la comodidad de nuestras casas, todavía adormilados tras un largo descanso. ¿Cuál es el problema añadido? Que no se trata solo de los refugiados sirios. Porque al menos en España, ese gobierno que acaba de reforzar la seguridad de la valla de Melilla y de aprobar las devoluciones en caliente, ahora se llena la boca planteando soportar cualquier cuota de refugiados. No, amigo mío, se trata de una huída masiva de todos aquellos países con los que Occidente ha jugado una larga partida de ajedrez, una huída hacia la vida, hacia la esperanza. Y ahora pregúntate, ¿Qué podemos hacer nosotros?

Pues bien; si quieres ayudar, no es necesario que cojas tus cosas y te vayas de voluntario a Europa del Este. No es mi objetivo, en absoluto, con esta entrada. Si tuviera que calificar mi reflexión de algún modo, sería de monólogo socrático. Lo único que pretendo es que pienses, que medites sobre el tema. Porque muchos de nosotros alguna vez habremos visto a un “moro” por la calle, y más de uno habrá cambiado de acera. O discutido sobre que deberían irse, porque se dedican a robar. No voy a negar que más de uno haya elegido esa vida, eso sería absurdo. Pero hay que pensar que muchas de esas personas probablemente hayan venido huyendo de algo terrible, algo que nosotros solo podemos entender a través de la televisión a duras penas. Una cultura diferente, unas ideas diferentes, una lengua y unas tradiciones diferentes, que desaparecen de golpe. Ese es el precio que muchos de ellos tienen que pagar para venir a Europa, para huir hacia delante. Trata de apoyar su integración. Para ello, cientos de profesionales trabajan a menudo, trabajadores sociales, educadores, profesores, etc. Apoya su labor con un cambio de perspectiva. Porque en realidad, el cambio de paradigma, la educación de una sociedad que ha vivido cegada, es el primer paso en un largo camino hacia la salvación de estas pobres almas, perdidas en la inmensidad de una tierra que no les quiere ni les entiende.


El gran problema que existe con los refugiados habla en realidad de miedo, de integración, y de racismo soterrado. Y ahora, tanto los de arriba como los de abajo nos enfrentamos a las consecuencias de una larga inconsciencia, un sueño del que hemos despertado para toparnos con la pesadilla de la realidad. Pero no lo olvides: son ellos los actores de esa pesadilla. De ti y de mi depende empezar un cambio, antes de que sea demasiado tarde.