jueves, 16 de junio de 2016

10 películas que todo criminólogo debería conocer - Volumen dos.


Cuando escribí la entrada "10 películas que todo criminólogo debería conocer" (si no la has visto, puedes hacerlo en este enlace) no imaginaba lo atractiva que resultaría realmente para todo el público de este blog. De hecho, todo surgió como una recomendación de mi pareja, que me empujó a plasmar esta lista. El objetivo era escribir algo que uniera mis temáticas favoritas (criminología, psicología y cine), mostrando así que aprender cosas no tenía por qué estar reñido con la diversión. De hecho, si algún día alcanzase la docencia, me encantaría poder utilizar estos ejemplos cinematográficos para hacer algo más amenas las lecciones. ¿Por qué los profesores tendrán tanto reparo en apoyarse en elementos audiovisuales como las películas para transmitir algo con mayor facilidad que a través de diapositivas?

Al terminar con la entrada, me prometí que la ampliaría con una segunda tanda, ya que (por suerte o por desgracia) quedaban muchas películas que ver, además de la lluvia de recomendaciones que me esperaba cuando conocidos y desconocidos por igual leyeron la entrada. Ha pasado un año desde todo eso, y tras muchas películas, por fin he cerrado el ciclo para una segunda entrada (o segundo volumen) sobre cine y criminología. 

Para darle cierta continuidad con la lista anterior, en este caso comenzaré directamente desde el número 11 a enumerarlas. Si queréis ver las anteriores... ya sabéis. 



Vamos allá:




11. La vida de David Gale.

El debate sobre la pena de muerte es, sin duda, fuente de grandes conflictos de opinión. No es para menos, dado que... ¿está justificado acabar con una vida como método restaurativo, o se trata de una finalidad preventiva? Pues bien: esta película nos pone del lado de un grupo de personas contrarias a la pena de muerte, que llevan sus argumentos hasta el extremo con el fin de lograr detener esta práctica que tanto se ha practicado en los EEUU (país donde transcurre la película). Con un Kevin Spacey fantástico en su papel, es una de esas películas cuyo final, sin duda, deja a uno pensativo.


12. Mr Brooks. 




Como una interesante combinación entre thriller policíaco, drama y película de acción, esta película nos pone en la piel de Kevin Costner, que a su vez interpreta a un hombre que, pese al éxito que ha alcanzado en su vida, tiene un terrible secreto... y es que se dedica al asesinato como hobby. 

Evidentemente, esto último es una exageración, igual que ciertos factores de la personalidad del señor Brooks. Sin embargo, es interesante para analizar cómo podría funcionar la mente de un psicópata parcialmente integrado que tiene que luchar contra impulsos homicidas. ¡OJO! Esto no quiere decir (y por favor, quiero dejar claro este punto) que esta película represente un fiel reflejo del psicópata. No todos los psicópatas son asesinos, ni mucho menos. Sin embargo, es una ficción muy entretenida para aprender cómo funcionan ciertos elementos, como la lucha contra los impulsos, la falta de empatía, etc. Y hablando de psicópatas...


13. No es país para viejos.




... no podíamos hablar de psicópatas y no incluir esta película en la lista. Con otro de esos finales realmente complejos de entender (por decir algo; yo personalmente me lancé a leer teorías en Internet), representa, según un estudio sobre psicopatía y cine realizado por Samuel J. Leistedt et al (Journal of Forensic Sciences, por si queréis buscarlo), la representación más fidedigna de la actitud de un psicópata, en este caso no integrado. Ausencia de empatía, trato inferior a otras personas, carencia total de remordimientos, asco o vergüenza... sin duda, trata la temática de la psicopatía desde un punto de vista todavía más crudo que Mr. Brooks. Una manera didáctica de entender la psicopatía (ficciones aparte). 


14. La milla verde.




Dudaba si introducir esta película aquí, dado que se trata de un film de ficción, pero cuando lo vi (además de tener que secarme las lágrimas cada dos por tres), me fijé en un detalle que recoge la película de manera (creo yo) bastante pretendida: el trato que los guardias dan a los presos del corredor de la muerte. 

Hay quien piensa que un preso que se encuentra ya en este punto de la cadena está perdido. Digo más, hay quien incluso considera a cualquier preso perdido, esté en el punto que esté y tenga las circunstancias que tenga. No quiero entrar a dar mi opinión, pero sí que me gustaría recomendar esta película para analizar un modo "distinto" de tratar a las personas que se encuentran encerradas, no limitándonos a anularlas durante el tiempo que cumplan condena. No diré más: espero vuestras opiniones.


15. Ciudad de Dios.




Topé con esta película por casualidad, una tarde que prometía ser algo aburrida. Por supuesto, una vez me puse a ver la película, supe lo equivocado que estaba. 

La película desarrolla la vida de diversos jóvenes durante todo su crecimiento en las favelas brasileñas (esas que tan de moda se están poniendo ahora con el tema del Mundial de fútbol). Así, aunque todos parten de una situación similar, en la película se muestra cómo cada uno termina tomando decisiones distintas, que continuamente se entrecruzan para dar lugar a situaciones bastante dramáticas. Muy interesante para conocer cómo funciona el día a día de un individuo que nace y crece en este ambiente. Cohen y la teoría de las sub-culturas en estado puro. 


16. Seven.




Lo admito, incluyo esta película por dos motivos esenciales: por un lado, que todo el mundo me la recomendó cuando realicé la primera lista (presión social); por otro lado, porque me pareció una película tan interesante (los que hayáis visto el final sabréis de qué va) que se merecía un puesto en esta nueva lista. 

Muy interesante el reflejo de cómo un asesino desarrolla su modus operandi, así como los impulsos que le llevan a cometer un crimen. Un caso muy interesante de asesino organizado con una gran coherencia dentro de sus actos. 


17. The Hunt.




Hace unos días, tuve la inmensa suerte de poder asistir a una ponencia del profesor Steve Herman de la universidad de Hawaii. Este doctor, experto en psicología forense y su aplicación al abuso sexual infantil, nos preguntó a todos los asistentes hasta qué punto creíamos que habían acusaciones erróneas sobre abusos (en este caso, el infantil). No puedo recordar la cifra exacta, pero creo que puedo asegurar sin equivocarme demasiado que estaba en torno a un 10-20% de los casos estudiados. 

¿A qué se debe la introducción? Para poder ilustrar cómo pueden funcionar los fallos a la hora de determinar que ha existido un abuso sexual, nos puso como ejemplo ciertos fragmentos de esta película. En ella, aunque desde el principio el espectador sabe que el protagonista es inocente, se  nos muestra como muchas entrevistas a menores pueden caer en ciertos sesgos (como la dirección de preguntas) que pueden adulterar la declaración de los mismos sin nosotros darnos cuenta. Una película, sin duda, que hará reflexionar a muchos psicólogos. Por cierto: la película se llama Jagten en danés, y está protagonizada por Mads Mikkelsen. Sí, el doctor Hannibal Lecter en la serie de televisión.

Y sí, yo también pensaría que el tío es culpable nada más verle. ¡Maldita sea, no habían actores con caras más apacibles...!


18. Timbuktu. 





Esta película analiza cómo funciona la vida de individuos de una aldea tomada por grupos extremistas (en este caso, yihadistas). La recomendamos precisamente en un curso sobre terrorismo yihadista, y me pareció lo bastante curiosa como para incluirla en esta lista. ¿Hasta qué punto cambia la rutina en una población cuándo un grupo radical toma el control y comienza a imponer sus propios dogmas?


19. El jurado.




Hace tiempo conocí a un profesor de derecho procesal que teorizaba con un planteamiento: la persona que sepa cómo influenciar sobre un jurado y sobre un juez será aquella que tenga ganado un juicio, sin importar la situación. Esto, que puede parecer obvio, cobró especial importancia para mí cuando vi esta película, en la cuál aparecen expertos en seleccionar personas que participen en los jurados. 

La pregunta que puede surgir es... ¿es esta práctica real? Sinceramente, no lo sé. Todavía no me he informado en profundidad sobre el tema, pero sí que es conocido que los abogados en ciertas partes del mundo participan en la selección de jurados. ¿Es absurdo pensar, por ejemplo que incluir a una persona negra en el jurado en un caso de racismo no afectaría a su decisión o, al menos, a sus prejuicios sobre el tema? Sin duda, alguien capaz de escoger a un jurado perfecto partiría con una soberbia ventaja en un proceso penal.


20. Una mente maravillosa.




Quería incluir una película exclusivamente sobre un tema de psicología, y esta era perfecta. Sin embargo, creo que decir cualquier cosa de esta película podría representar un spoiler importante, por lo cuál me limitaré tan solo a recomendarla, y a decir nuevamente que guarda relación con ciertos conceptos de la psicología (los cuáles, además, están muy bien tratados en la película). Diré exclusivamente que la película se basa en un caso real, el cual os recomiendo buscar después de ver la película para ver hasta qué punto la misma es fiel a la historia.


Y bueno, esto es un poco todo. ¿Qué tiene esta lista de especial sobre el resto de listas que hay en Internet? Ninguna. He ojeado muchas, y si bien en algunas coincidimos, en multitud de ocasiones se utiliza cualquier película que trate un crimen para referirse a los criminólogos, sin buscar una idea implícita que se pueda extraer y que sea (hasta cierto punto) realista. Espero (y ojalá logre) que seas capaz de ver estas películas de un modo algo distinto, más reflexivo. Al fin y al cabo, mi "objetivo" es básicamente animarte a pensar sobre ciertos conceptos. 

Y bueno: si finalmente lo logro, y te gustan las recomendaciones... ¡Nos vemos en una hipotética tercera entrada!



sábado, 13 de febrero de 2016

9 +1 libros sobre criminología y psicología.




¡Qué abandonado tengo este diario! 

Por unas cosas o por otras, apenas tengo tiempo (y voluntad) de sentarme a escribir desde hace una temporada. Puedo decir que es más por suerte que por desgracia, dado que como ya comenté en la última entrada, estoy desde final del verano pasado colaborando con la Fundación Universitaria Behavior & Law a nivel profesional, por lo cual ahora mismo la mayoría de mis esfuerzos los concentro en sus propios blogs. ¿Buena noticia para mi carrera? Por supuesto. ¿Para mi creatividad? Totalmente. ¿Para este blog? Psché.

Sin embargo, la posibilidad de colaborar con una Fundación centrada en el análisis de la conducta deja en muchas ocasiones experiencias muy satisfactorias (Y si además me permite trabajar en lo que a mí me apasiona... ¡pues todavía más satisfactorio!). Y una de ellas es la posibilidad que me ofrecieron de continuar con una de mis aficiones, la divulgación de contenidos, que ya plasmé en este blog con críticas a diversas películas y un listado de películas relacionadas con la criminología que han sido, con diferencia, las entradas más visitadas. 

En el twitter de Behavior & Law, por tanto, dedico los sábados y los domingos a compartir recomendaciones literarias y cinematográficas que toquen temáticas como la psicología, la criminología, la ficción, el crimen, lo académico... Es una oportunidad fantástica. Y precisamente, dado que es contenido que se va "perdiendo" en la inmensidad de la red conforme avanza el tiempo, he pensado que estaría bien subir una entrada recopilando todas las obras literarias que he ido recomendando, para que puedas acceder a ellas. Por supuesto, es una lista extremadamente variada, y por tanto puede que no encaje para todos los gustos, pero mis primeros pasos en la criminología los di (de un modo u otro) con estas obras, por lo cuál para mí tienen un significado especial. Y si a ti te van a permitir pasar una agradable tarde en el sofá calentito, en estos días de lluvia... ¿Quién soy yo para impedírtelo? 

Un apunte: dividiré en dos grupos los libros. Los cinco primeros serán aquellos con una clara fundamentación teórica destinados a ser utilizados por los lectores a nivel académico, profesional o vital. Posteriormente señalaré aquellos libros que, aún tratándose de elementos de ficción, pueden resultar muy interesantes para cualquiera con curiosidad y/o ganas de divertirse.

¡Vamos allá!






1. Introducción a la criminología, de Muñoz-Conde y Hassemer.





Posiblemente, el que más útil me ha resultado a nivel académico. Este libro centra su interés en la relación entre la criminología, la política criminal y el derecho, siendo un magnífico manual para introducir a alguien en las relaciones entre estos conceptos. Tuve además la suerte de dar clase con uno de sus autores, el cuál resultó tener una facilidad pasmosa para aclarar este tipo de conceptos. Su libro, por supuesto, no se queda atrás. Con un lenguaje muy sencillo, ejemplos magníficos y un orden en los capítulos muy interesantes, es para mí un manual de obligatoria lectura para el iniciado en criminología. 



2. La mente criminal, de Vicente Garrido.




Ya hablé largo y tendido de este libro en esta entrada. Añadiré, sencillamente, que su lectura me resultó también muy útil a nivel académico, permitiéndome entender un poco más cómo funciona el profiling como técnica de apoyo a la investigación policial. Además de permitirme conocer un poco más sobre criminales españoles, lo cuál siempre es interesante.



3. El libro de la psicología, de la editorial DK (varios autores).




Encontré este libro por casualidad, siendo mi pareja la que resultó tenerlo perdido en una de sus estanterías. Cuando empecé a leerlo, me di cuenta de que se trata de un libro sin pretenciones académicas (resultaría una suerte de enciclopedia histórica "light" sobre los principales hitos y autores de la psicología), pero que habría pagado por tener durante mi carrera. 

De muy sencilla lectura y comprensión, permite situar rápidamente cualquier hito sobre la psicología en un contexto global, con curiosidades y explicaciones muy interesantes sobre los principales conceptos de esta ciencia. Ordenado a nivel cronológico, se trata sin duda de un libro de consulta muy interesante. Me lleva a preguntarme qué necesidad hay de plantear a los alumnos que lean inmensos tomos académicos terriblemente redactados, teniendo a veces libros tan sencillos pero a su vez tan útiles para un iniciado en esta ciencia. 




4. Emprender en criminología, de José Manuel Servera.




Nuevamente, se trata de un libro del que ya hablé en una entrada anterior. Nuevamente no es un libro de texto al uso, ni con finalidad académica. Se trata, sin embargo, de una obra que yo entregaría a cualquier criminólogo de primer curso para que leyese y analizase. 

Contando su historia personal, el autor nos cuenta cómo se puede aplicar el emprendimiento en el campo de la criminología, lo cuál es especialmente interesante si tenemos en cuenta las pocas salidas que suele haber para los profesionales de este ciencia. Una lectura extremadamente recomendada, muy cortita (unas 150 páginas, creo recordar), y con un autor además especialmente activo y comprometido con la criminología. Buscadle en las redes sociales, no tiene desperdicio. 




5. Las legiones de Satán, de David Garriga. 



Escrito por un criminólogo magnífico (además de un experto en el mundo islamista y arábico), se trata de una obra centrada en analizar asesinos en serie... de las tierras del Islam. Esto es precisamente lo que hace destacar esta obra, dado que como sabrás, la mayor parte de estudios sobre asesinos (un 90% largo) se centra en evaluar a criminales occidentales. Esta obra, tanto por su calidad como por su particularidad, me parece de obligatoria lectura para cualquiera con inquietudes psicológicas o criminológicas. 



6. Estudio en escarlata, de Sir Arthur Conan Doyle. 



Sí, soy uno de esos individuos que se vieron altamente influidos en sus aspiraciones académicas por Sherlock Holmes... pero en mi defensa, diré que me motivó en el sentido positivo: nunca confundí realidad con ficción. Leí este libro hace relativamente pocos años, y me llevó a engancharme a las novelas del detective Holmes (con un blog llamado así, ¿Quién lo diría?). No hay mucho que decir sobre esta primera aventura: léela. Y cuando la leas, lee otras. Y si en algún momento te quieres divertir, trata de descifrar el enigma antes de que Holmes lo explique todo. Es una experiencia muy divertida. 



7. El sabueso de los Baskerville, de Sir Arthur Conan Doyle. 



No pensaba dejar escapar a Holmes tan rápidamente. Aunque Conan Doyle tiene obras magníficas (y no todas son de Sherlock), esta es quizá la que más me impactó, porque fue la que más extraña me pareció de todas ellas. Con giros muy interesantes y un final fantástico, es quizá mi obra favorita de la larga colección de aventuras de este detective. Lo siento, pero no quería perder la oportunidad de volver a recomendártelo. 



8. From Hell, de Alan Moore y Eddie Campbell.



Un amigo me pasó hace poco tiempo esta novela gráfica (realmente una recopilación de historietas, por lo que he leído en Internet), y tuve ocasión de echarle un vistazo. El libro, situándote en la época y desde diversos puntos de vista, teoriza con la identidad de Jack el Destripador, el asesino de Whitechapel, así con sus motivaciones. En mi opinión, es un enfoque bastante interesante (aunque no deje de incluir elementos de ficción), y muy entretenido de leer. Además, es de Alan Moore. Si eres aficionado a los cómics de este autor, no tengo nada que añadir. Si no lo eres... Watchmen, V de Vendetta, la Liga de los Hombres Extraordinarios...



9. Asesinato en el Orient Express, de Agatha Christie. 



Agatha Christie. Junto a Doyle y Poe, quizá de los mayores contribuyentes al género policial y detectivesco. Esta obra, de sobrada fama mundial, nos cuenta cómo durante un trayecto, el detective Poirot tiene que hacer frente a un crimen ocurrido mientras viaja en un tren. No quiero destapar nada, pero estoy seguro de que si eres capaz de disfrutar con Holmes, te encantará esta obra. 



9+1. Crimen y castigo, de Fiódor Dostoievski.



No cuento como la 10ª esta obra porque, si os soy sincero, todavía no la he podido leer. Me la recomendaron hace poco, y no quiero opinar de la misma sin haberla terminado del todo. Sin embargo, fue recomendada directamente por gente con la que trabajo, como una obra muy interesante tanto por su contenido criminológico como por su profundidad. Por tanto, consideremos esta recomendación como propia de Behavior & Law. En cuanto pueda leerla, trataré de subir una reseña (¡o al menos actualizar esto!).





Y esto es todo. Ha quedado una entrada un poco larga, pero espero sepas disculparme. Consideraremos que se trata de mi compensación al tiempo que llevo sin sentarme a escribir. Espero que disfrutes las obras, y no olvides recomendarme lo que se te ocurra. Por otro lado, si tienes interés en conocer más recomendaciones, puedes seguirme en el Twitter de Behavior & Law. Todos los fines de semana procuraré actualizar con nuevas películas y libros relacionados con psicología y criminología. 

Un saludo y hasta la próxima, querido lector.



sábado, 10 de octubre de 2015

El Diario de Watson: resumen del primer año.

Buenos días, querido lector. Como puedes imaginar, hoy comparto una entrada un tanto especial. Sí, es cierto, el título no deja mucho a la imaginación: El Diario de Watson cumple su primer año. Aprovechando esta fecha tan señalada para este blog, me gustaría realizar una pequeña reflexión y compartirla contigo junto a una serie de datos del mismo. Ya hayas estado por aquí desde el principio, o te hayas subido al carro hace poco tiempo, esta entrada, al igual que este blog,  va totalmente dedicada a ti.

Cumpleaños...¿Feliz?
  • Visitas totales: 4900. Hay que decir que más del 50% de las mismas se concentran en los meses de julio hasta ahora, que coincide precisamente con tres elementos: la apertura de la página de Facebook del Diario, la época de vacaciones (lo cual me hace pensar que la mayor parte de la gente que me lee es gente joven) y el aumento de la difusión a través de google+. ¿Este dato es bueno, o malo? Yo personalmente creo que es positivo, pero muy mejorable.
  • Publicaciones totales: 23 (aproximadamente, una cada dos semanas y poco, sin prestar atención al parón entre Octubre y Enero).


Las tres entradas más leídas:

  1. 10 películas que todo criminólogo debería conocer. Sin duda, la joya de la corona, con la friolera de 1714 visitas.
  2. ¿Qué puedes hacer tú por la psicología? Con 525 visitas, es la entrada que más “me gusta” ha recibido.
  3. La Mente Criminal, de Vicente Garrido. Con 294 visitas. En general, hay que decir que todas las entradas que he publicado reseñando libros han sido muy bien acogidas.


Las tres entradas menos leídas:

  1. Análisis del Crimen: el Pederasta de Ciudad Lineal. Esta entrada no tuvo éxito alguno, quedando tan solo con 13 visitas.
  2. Decálogo para formar un Pequeño Delincuente: "Reflexiones de un Juez de Menores",de Emilio Calatayud: quizá sea el título, quizá el contenido. Sea lo que sea, esta es la única excepción de reseñas que no tuvo mucho éxito: tan solo 25 visitas.
  3. Psicología + Criminología = ¿Trabajo?. Tan solo 30 visitas (quizá por lo específico del tema).


Seguidores:
  • 43 en Google+.
  • 117 en Facebook.


Supongo que publicar una entrada en la cual solo hablo de las estadísticas del blog puede resultar un poco engreído por mi parte. Por supuesto, mi objetivo no es ni mucho menos este. De hecho, estoy seguro de que no son los mejores números que podría haber obtenido, y tomo nota de errores e ideas para este nuevo año. Sin embargo, publicar esta entrada tiene dos objetivos muy claros, que nada tienen que ver con fardar de resultados.

El primero de todos es decir, sencillamente, GRACIAS. Gracias, porque tú, al igual que muchas otras personas, has decidido que merece la pena dedicar algo de tiempo a leer las cosas que escribo, cuando no a compartirlas o comentarlas. Eso, sabiendo que al fin y al cabo yo soy del peor tipo de los ignorantes (los que se creen graciosos), es algo que personalmente me llena de orgullo. Es por esto que espero que las nuevas entradas te sigan gustando, e intentaré no mantener, sino mejorar la calidad de las mismas, siempre con el fin de que puedas disfrutar de un rato agradable cuando, por error, caigas en esta página.

La segunda tiene que ver un poco más con qué significa el blog para mí, y creo que es algo que “debo” de algún modo a todas esas personas que se encuentran ahí fuera, dudando sobre si sus gustos, sus reflexiones o sus inquietudes son lo bastante buenas para lanzarse al mundo del blogging. Sinceramente, creo que lo importante es tener algo que comunicar, pero sobre todo, tener ganas de hacerlo. Conozco amigos que tienen blogs sobre juegos, otros que hablan sobre libros… incluso conozco a una chica que, en un blog, cuenta su día a día enfrentándose a un trastorno alimenticio.  Y por supuesto, todos y cada uno son interesantes… porque ellos ponen su ilusión en ellos.

No te preocupes tanto por las visitas o los me gusta: llegarán. Lo importante es tener una idea, y tener ganas de desarrollarla. Eso, sinceramente, es el primer y más importante de los pasos. El resto, como digo, vendrá solo. Yo mismo, que terminé la carrera con serias dudas sobre la utilidad de la misma, he visto renacida mi ilusión a través de la divulgación y la comunicación. Y cuando uno trabaja en algo que le apasiona, es cuando realmente llega el éxito. Eso es algo que yo he aprendido este último año, a las buenas y a las malas. A base de muchos momentos de duda, sí, pero también de esfuerzo y de luchar por lo que a mí me gusta. Hoy, tengo la suerte de poder decir que, gracias a haberme movido yo y haber movido este blog, estoy llevando el blog de una Fundación Universitaria relacionada con la criminología. Y nada de esto habría podido ser si, hace un año, me hubiera dicho a mí mismo “no merece la pena”.

Muchas gracias por creer en mí. Procuraré estar a la altura.

Un saludo, querido lector. 


jueves, 1 de octubre de 2015

Piratería: ¿los corsarios de Internet?

Estando un día en clase de Política Criminal, nuestro profesor nos hizo una pregunta relativamente sencilla: “¿Cuántos de ustedes nunca han cometido ningún delito?”. Evidentemente, esto despertó un murmullo entre nosotros. Evidentemente había de todo, desde gente que había robado en alguna tienda durante la juventud (nada grave, pero aun así un robo). Luego estaban aquellos que habían consumido drogas (de lo cual podríamos estar debatiendo largamente), e incluso los que habían incurrido en algún delito contra la seguridad vial. Pero había un tipo concreto de persona, individuos rectos e incorruptibles, que levantaron la mano convencidos de que ellos eran los elegidos.

Yo la levanté, por cierto.

Al ver este despliegue de beatitud entre nosotros, el profesor sonrió irónicamente y nos preguntó “ah, ¿Entiendo entonces que nunca han pirateado o descargado nada de Internet?”. Absolutamente todas las manos cayeron. Nos había pillado. Y la verdad, nos quedamos un poco perplejos todos. ¿Cómo te habrías quedado tú? ¡Éramos criminales…!


En fin, te estarás preguntando a qué viene esta anécdota. Precisamente fue por esa situación por la cual me dediqué a investigar un poco sobre el tema. ¿Cómo podía ser que ninguno de nosotros hubiera reconocido que realmente descargar es ilegal? Porque al fin y al cabo, hay campañas de concienciación de continuo, en las noticias cada pocos meses leemos que han cerrado otra web de enlaces… por no hablar de la promulgación de la ley Lasalle y la ley Sinde, tan tristemente famosas para unos y necesarias para otros.

De lo que no hay duda en realidad es que, dejando la hipocresía a un lado, tanto tú como yo conocemos mínimo a una persona que descarga ilegalmente contenidos de pago a través de Internet. Sí, evidentemente cada uno tiene sus razones: los habrá caraduras, los habrá que realmente no tienen dinero, los habrá que quieren probar un producto antes de comprarlo… pero descargan ilegalmente. En definitiva: la piratería es un delito en el cual incurre una gran parte de la población. Y no hablo solo del uso de programas P2P; también otras acciones como la visualización de contenido protegido por derechos de autor de manera online o, sencillamente, el que se limite a almacenar esa información sin autorización expresa, están incluidos dentro de lo que entendemos como piratería. Bien, pues partiendo de este planteamiento… ¿Cómo es posible que ninguno de nosotros los contemplase inicialmente como un delito?

¿Cómo podemos explicar que un conjunto de actividades perseguidos por la ley, que incluso aparece recogido en el código penal de manera explícita (artículo 270 del código penal, si no recuerdo mal), sea visto como algo habitual (e incluso lícito) por el conjunto de la ciudadanía? Porque seamos realistas: puede tratarse de una actividad perseguida por la ley, pero nuevamente estoy seguro de que tanto tú como yo conocemos mínimo a una persona que JUSTIFICA este tipo de delito. Y a más de dos y de tres.

La respuesta a este pregunta, en realidad, se halla a medio camino entre la psicología y la sociología, y consta en realidad de dos partes.

Si recurriésemos en primer lugar al Modelo de Disuasión de Paternoster, veríamos que este autor justifica el cumplimiento de la norma en base a la certeza (o seguridad de que se va a recibir un castigo) prontitud (o certeza de que el castigo será rápidamente castigado) y severidad (o certeza de que el castigo tendrá ciertas consecuencias que pueden ser más duras o más leves) del castigo derivado del incumplimiento de esta norma. Además, diferencia de dos maneras esta afirmación: la objetiva (es decir, la certeza, prontitud y severidad reales) y la subjetiva (la certeza, prontitud y severidad percibidas por los ciudadanos).





Bien, entonces ahora te planteo: tratándose de un delito en el que incurre la mayoría de la sociedad, ¿no nos encontraríamos en ambos casos ante la presencia de una reducida probabilidad de castigo? La imposibilidad de hacer frente a un delito en el que incurre la mayoría de la ciudadanía obliga al poder judicial a atacar a los grandes distribuidores (por ejemplo, las páginas de descargas) para tratar de mostrarse efectivos ante esta lucha. Esto, sin embargo, es rápidamente solventado por las mismas, multiplicando sus dominios online y duplicándose sin cesar. Por lo tanto, al no ser víctimas ellos mismos del castigo, los ciudadanos no son disuadidos objetivamente de cometer una acción. Y por otro lado, al seguir todos llevando a cabo esa misma acción, subjetivamente tampoco son disuadidos (en una suerte de círculo vicioso).



Por tanto, podríamos asegurar que tanto la eficacia percibida de esta norma como su eficacia real se encuentran bastante devaluadas en la actualidad. Sin embargo, ¿es este el único motivo por el cual se produce el incumplimiento de esta norma? ¿Acaso la ciudadanía, consciente de estar incurriendo en un delito, continúa actuando sin prestar atención a las posibles consecuencias de su conducta? Referirnos al modelo de  la disuasión como única causa o como único elemento de discernimiento sería fijarnos tan solo en una pequeña parte del problema.

Y he aquí la otra cara de la realidad: la preventiva, que es ejercida por la sociedad en su conjunto.

Una infografía para ilustrar un poco esta entrada.
Fuente: El Periódico (para verlo en grande, click aquí)
Quizá tan o más importante que la posibilidad y eficacia de un castigo sea el control social  informal que actúa sobre el individuo. Así, la  influencia de la sociedad  en la vida y mentalidad del individuo influye también en su sistema de valores, creándose así unas normas sociales que no tienen por qué encajar con las normas penales, y que aun así  ejercen una influencia mayor en los individuos que estas. Citando un ejemplo, es cierto que en ciertos países existe una conciencia cívica que parece no existir en el nuestro (es de sobra conocido el término “picaresca española”). Sin embargo, también es cierto que en otros países parecen existir unas condiciones económicas y de bienestar que actualmente no existen en este. ¿No implica esto un choque de legitimidad?

Vamos con un ejemplo práctico: hace unos meses estuve de viaje en Alemania. Allí, en los trenes apenas solían pasar revisores, y en multitud de ocasiones ni siquiera había nadie que te vigilase para pasar el billete por los controles. Es decir, si tenías la suerte de no cruzarte con un revisor, podías cruzar el país entero gratis. De acuerdo: si esto se aplicase en España, ¿Cuánto crees que duraría la línea ferroviaria abierta? ¡Y ojo! No digo que los españoles sean mala gente, o que sean unos ladrones. Ni muchos menos. Pero sí que es cierto que aquí ni se ha creado, ni creo que pudiese crearse una conciencia cívica similar a la de otros países. ¿Por qué? Bueno, por muchas razones en realidad: la situación económica, los ejemplos de los que partimos, las necesidades de cada uno, etc.

Recordaréis este día como el
día en que "casi"capturáis al capitán Kim Dotcom...
Pues bien: si la sociedad en su conjunto no se muestra reacia a las actividades relacionadas con la piratería sino que, más allá de esto, incluso las justifica,  ¿acaso podemos reprochar a un individuo que sienta que la piratería no es un delito?  Es más: en una sociedad que justifica la necesidad de acceder gratuitamente a ciertos contenidos (sobre todo de origen cultural) dada la incapacidad adquisitiva de la que disponen en los últimos años, ¿cómo podemos esperar que una norma a priori subcultural no termine convirtiéndose en una norma de la mayoría?

En conclusión, mi reflexión no está dirigida a justificar o no justificar la piratería. Yo tengo mi opinión, del mismo modo que tú tendrás la tuya. No, mi objetivo es plantear las circunstancias bajo las cuáles una inmensa cantidad de la población ve justificada la piratería. Está claro que las descargas ilegales son ya un “mal endémico” del cual la sociedad no se va a librar si no toma medidas drásticas. La cuestión ahora es preguntarnos: cuando se planteen las medidas para atajar el tema de la piratería, ¿Se tendrá en cuenta todo esto de lo que hemos hablado? ¿Se legislará por los intereses de unos pocos, o se analizará sociológica, psicológica y criminológicamente a qué se debe que un delito haya alcanzado tal aceptación por parte de la ciudadanía?


Nunca subestimemos la conciencia y el control que una ciudadanía puede ejercer sobre los integrantes de la misma. Porque todo puede ser que nos encontremos a los mismos justificando y respaldando a los “criminales”, entregando patentes de corso a sus vecinos, convirtiendo a los piratas en modernos corsarios de Internet.



domingo, 27 de septiembre de 2015

Minority Report: ciencia tras la ficción.

¿Recuerdas cuándo escribí la entrada sobre películas y criminología? Estrenaba con eso una línea temática que esperaba relacionase el mundo cinematográfico con la psicología y la criminología. ¿Qué hay mejor que unir las aficiones de uno mismo? El hecho de ser capaz de responder a cuestiones de carácter científico y teórico a través de las películas es un arma realmente interesante para el docente dado que, como nos indica la propia psicología, tendemos a recordar los estímulos novedosos (especialmente los visuales) mucho mejor que otro tipo de estímulos. Y, ¿Qué hay más novedoso o estimulante que el argumento de una buena película?

Pues bien, siguiendo esta línea del blog, vengo hoy a presentar una película que tenía pendiente de ese mismo día, así como unas pocas reflexiones relacionadas con la misma: Minority Report.

 “Señor Marks, por orden de la División Precrimen del distrito de Columbia le detengo por el futuro asesinato de Sarah Marks y Donald Dubin que iba a suceder hoy."

Si has visto esta película, sabréis encajar perfectamente esta frase en la misma. Si como yo, todavía no le habías dado una oportunidad, creo que este es el momento. No solo porque sea una película muy bien dirigida, con una temática muy interesante y con giros argumentales bastante sorprendentes (¿Qué podíamos esperar de Spielberg?), sino porque es una película que trata un elemento muy reconocido en la actualidad dentro de la criminología: la predicción de la conducta.

Así, en la película vamos a encontrarnos como, tras décadas de avances científicos, se ha llegado a un punto en el cual, a través de una tecnología de precognición, se puede ser capaz de anticipar cuándo va a tener lugar un asesinato (así como la situación ambiental en la que tendrá lugar). Y esto, por supuesto, será utilizado para detener los crímenes antes de que ocurran, creándose así una unidad especial de intervención policial, alrededor de la cual gira toda la historia.

PreCrimen. Funciona.
¿Por qué me parece interesante tratar esta película en este momento? Pues bien: precisamente esta línea temática trataba el otro trabajo de fin de máster que tuve que realizar este año: el análisis de conducta con fines predictivos. Evidentemente, en la historia de Minority Report hay muchos elementos de ficción que rompen totalmente con nuestra realidad científica. Sin embargo, no deja de tener un trasfondo plagado de elementos criminológicos de enorme interés, los cuales a su vez se relacionaban con el trabajo que yo mismo hice. ¿Podemos aspirar a predecir la conducta? ¿En qué elementos deberíamos hacer hincapié para llevar a cabo estas predicciones? ¿Es factible suponer que la conducta puede ser descrita en su totalidad en forma de una enorme ecuación, o es un objetivo utópico?

En realidad, mi trabajo no dejaba de ser una investigación piloto, pero la revisión de investigaciones que realicé me permite plantear diversas teorías con las cuales aventurarme a responder a estas preguntas. En este caso, yo me centré en analizar las redes sociales y los datos que las mismas podían aportarnos de sus usuarios (y más concretamente, de su personalidad). Para ello, analicé diversas investigaciones anteriores y compilé los resultados que obtenía cada una de las mismas. ¿Cuáles fueron las conclusiones? Pues bien; en lugar de plantearlas en frío, vamos a compararlas con el argumento de Minority Report. ¿Qué afirmaciones son verdaderas, y cuáles falsas?

  • La predicción de la conducta es posible: Verdadero… a medias.
    Actualmente, y a caballo entre la psicología y la filosofía, podríamos asegurar que es imposible predecir la conducta de un individuo al cien por cien. Esto es así porque entraríamos a hablar de predestinación, algo que, como ya digo, entra más en campos de discusión filosóficos (e incluso teológicos) que puramente científicos.

    Sin embargo, sí que podemos llevar a cabo estudios para establecer los patrones de conducta de los individuos, en base a estudiar sus perfiles y clasificarlos. En el caso de mi investigación yo elegí la personalidad, pero hay casos aplicados en la actualidad que están dando buenos resultados, como es la búsqueda de perfiles de riesgo yihadistas. También el profiling (creación de perfiles psicológicos en base a los datos de un crimen) trata de predecir la posible conducta futura de autores y víctimas de un crimen, con un éxito moderado.

    De lo que no cabe duda es que la predicción de la conducta como tal no es posible (o al menos, no es infalible), pero sí que tiene cabida la predicción de patrones de conducta más o menos probables.
  • Puede crearse legislación para ser capaces de detener a individuos antes de que cometan crímenes: falso.

    El Derecho es bastante claro en este punto: no podemos castigar a alguien por tener cualquier tipo de pensamientos; tan solo cuándo los traduce en actos (preparatorios o ejecutorios) podemos intervenir. Esto en realidad permite que se cumplan las garantías de un Estado de Derecho, dado que si pudiéramos castigar a alguien por pensar diferente… bueno, ya te imaginas por dónde voy, ¿No?

    Por supuesto, en Minority Report esta legislación sí que existe, pero basándose en una capacidad de acierto absoluta. Esto hace que encuadremos esta afirmación como falso. Pura ficción.
  • Una hipotética predicción de la conducta sería exacta: falso.

    Como decíamos más arriba, no deja de ser una utopía ser capaces de predecir con tal exactitud un evento que podamos crear imágenes del mismo (como es el caso de Minority Report). Sin embargo, sí que se pueden establecer conjeturas basadas en la estadística y en la investigación, para determinar cuáles son las causas de acción más probables de los individuos. Por tanto, lo que realmente estaríamos “prediciendo” sería la tendencia de respuesta de un individuo ante diversos estímulos. Esto, que parece una tontería, es actualmente utilizado por disciplinas como el marketing o la publicidad para determinar cómo abordar a individuos diferentes.
  • Predecir la conducta sería tan solo aplicable a homicidios: falso.

    Hay que entender que Minority Report se basa en una premisa concreta para plantear esto: los precogs son los que determinan cuándo y cómo serán los crímenes, y por tanto tan solo aquellos que dejen una huella más grande pueden ser “predichos”. Aunque esto es relativamente coherente con la ficción que esta obra representa, nada más lejos de la realidad; como he dicho más arriba, de hecho, la predicción o prevención se está utilizando con fines aplicados, entre otros, a combatir el terrorismo. Además, en las cárceles se suele aplicar (por parte de psicólogos) la llamada “evaluación de riesgo de reincidencia”. Estos cuestionarios permiten determinar en qué medida un individuo tiene una alta o baja probabilidad de reincidir en una conducta delictiva. Sí, bueno, en realidad no dejan de ser orientativos y tampoco tienen una fiabilidad extrema, pero no dejan de ser, en menor medida, ejemplos de lo que estamos tratando aquí.
  • Anticiparnos a la conducta de un individuo reduciría notablemente la tasa de criminalidad: verdadero.

    Sin duda alguna, esta afirmación es correcta. Su explicación, la cual podría parecer obvia, la encontramos en que la prevención suele resultar mucho más útil a la hora de evitar conductas criminales que el castigo posterior al acto como método punitivo y disuasorio. En esto se basa, de hecho, el trabajo de muchos trabajadores sociales y psicólogos que trabajan con menores, tratando de encauzarlos y evitar que desarrollen conductas asociales que en un futuro puedan llevarles a la cárcel. Esto, a su vez, tiene otra vertiente, y es que si somos capaces de detectar perfiles de riesgo, podemos ser capaces de realizar un seguimiento para, si comienzan a planificar un acto criminal, ser capaces de detenerles en los actos preparatorios (y no limitarnos a actuar una vez se haya cometido el crimen).




Como decía al principio de esta entrada, creo que el mundo cinematográfico puede servirnos para ilustrar y transmitir conocimientos con una facilidad mayor que, simplemente, leyendo en un libro o estudiando la lección del día. En realidad no dejan de ser métodos complementarios, pero parece que hay una infraestimación del primero en detrimento de los otros dos. En cualquier caso, con estas reflexiones me gustaría poner en relevancia que realmente podemos explicar muchos fenómenos (y no solo de criminología o psicología) a través de la visualización de una película. Si consideras que has aprendido algo, te animas a ver la película por lo que aquí has leído, crees que estoy totalmente equivocado, o no estás de acuerdo en ciertos puntos… mi objetivo está cumplido.

Un saludo, querido lector.




-Hay una última cosa que quería decirte: el Diario está a punto de cumplir su primer año de vida (faltan unos días). Aunque ya realizaré una entrada haciendo un pequeño resumen de este año en términos de visitas, entradas, alcance, etc., quiero aprovechar para agradecerte el hecho de que me hayas seguido y leído durante todo este tiempo (o bien, que me hayas encontrado por casualidad hace poco tiempo. Porque admitámoslo, es casualidad). ¡Espero estar a la altura durante otro año más!

domingo, 13 de septiembre de 2015

La Mente Criminal, de Vicente Garrido

Si leíste la entrada que dediqué a la psicología y al papel que tenemos nosotros como valedores de la misma (si todavía no lo has hecho, puedes leerla en este enlace), recordarás que comenté que había conocido un caso en el cual unos colegas de profesión ofertaban algo tan factible como tratar una psicopatía, como si ofrecieran uno de muchos platos en el menú de un restaurante. Pese a que estoy de acuerdo en que hay ciertos aspectos de la psicopatía que creo que no solo pueden, sino que deben ser tratados, se trata de una propuesta inasumible (y más para personas que no tienen ninguna experiencia en esta temática) que requeriría de muchas más investigaciones y que, hasta el momento, contradice las distintas teorías sobre cómo funciona la psicopatía, siendo un trastorno/rasgo de personalidad imposible de erradicar.



Precisamente pensando y debatiendo con algunos compañeros sobre el tema, recordé que había recibido algunas clases sueltas (tanto en el máster como en algunos cursos) de Vicente Garrido Genovés, uno de los expertos más reconocidos en el campo de la perfilación criminal y de la psicopatía. Y buscando información sobre el tema (y el autor), encontré que tiene publicada una gran cantidad de obras que tratan precisamente la psicopatía. No dejando de recomendarte que le eches un vistazo, porque creo que si te interesan estos temas con la obra de Garrido tienes para rato, no pude evitar pensar en lo interesante que resultaría leer alguna para informarme y (posteriormente) hacer una reseña en el Diario. Así que finalmente, y entre muchas de ellas, me decidí por aquella cuyo título (y temática) consideré más atractivo: La Mente Criminal.

Sobre Vicente Garrido, en realidad, hay tanto que podría decir que tendría que dedicar una entrada entera. A modo de resumen, diré que ejerce como profesor universitario en la Universidad de Valencia, siendo a su vez colaborador en otras muchas universidades e investigador. Ha ejercido también como consultor de la ONU y de diversas fuerzas de seguridad, y es un habitual tanto como escritor de libros y artículos en periódicos, como de diversos programas de televisión. Un fenómeno, vaya. Aprovecho, en cualquier caso, para dejar más abajo un link con más información sobre este autor.



Presentado el profesor Garrido, pasemos ahora a hablar de su libro.

La Mente Criminal, de 320 páginas, se trata de una lectura ligera a la par que interesante, donde te verás sumergido en el estudio (como el título del libro reza) de la mente de diversos delincuentes. Publicado en el 2007, en él el autor diferencia muy bien los distintos conceptos, separando los distintos tipos de asesino en serie y clasificando a los mismos según elementos muy sencillos de entender (especialmente si conoces algo de psicologia), haciendo constantes referencias a la cultura popular y a datos que el lector conocerá de la vida cotidiana. Se trata, por tanto, de un libro muy ameno que sin duda creo encontrarás muy interesante.

A continuación indico alguno de los puntos más reseñables del libro:

  • La temática que trata es, sencillamente, muy atractiva. ¿A quién no le llama la atención el estudio de los asesinos en serie? Prueba de ello es la inmensa cantidad de series y películas que han salido en la actualidad sobre el tema. Vicente Garrido, desde su más que suficiente experiencia, sabe perfectamente cómo enganchar al lector en cuanto a los datos, las anécdotas y la información transmitida. Convierte, por tanto, una temática interesante para el lector en algo todavía más atrayente, si cabe.

  • Está escrito con un estilo similar a cualquier otro libro de divulgación, y sin embargo podría cumplir a la perfección la función de libro de texto. ¿Qué quiero decir con esto? Que este libro puede servir tanto para entretener como para aprender, ya sea a nivel de gente “lega” en la materia como a profesionales que tienen interés en entender cómo funciona la psicopatía y cuáles son las características de los asesinos en serie.

  • Aborda el caso de los asesinos en serie y la psicopatía desde el enfoque de la perfilación criminal, una herramienta de la criminología harto conocida actualmente, pero rodeada de un gran halo de ficción e imprecisiones. Esta, siendo una de las principales contribuciones que la psicología aporta a la criminología, es quizá también una de las herramientas que más llama la atención al público en general, lo cual a su vez hace muy interesante la lectura sobre cómo se aplica y cómo funciona en la investigación criminal. Uno de los puntos más fuertes, sin duda.

  • No se limita a tratar a los asesinos en serie tradicionales, sino que se atreve a hablar de casos españoles y, de manera sorprendente, de mujeres. Esto último es especialmente interesante ya que (y este dato es realmente interesante) más de un 90% de los asesinos en serie son hombres. En el libro se especifica como las “asesinas” suelen tener otros métodos, otras motivaciones y, en definitiva, otras características respecto a sus homólogos masculinos.

  • Por otro lado, además de tratar a los asesinos, también son tratados los métodos que fueron imprescindibles para su captura. Así, no trata solo elementos criminológicos, sino también técnicas propias de la criminalística (dactiloscopia, análisis de ADN, etc.). Esto puede plantear un pro y un contra para el lector, dado que en más de una ocasión el profesor Garrido quizá se anda “por las ramas” a la hora de hablar de estas técnicas. Aunque solo tengas interés en la historia de los asesinos en serie, por tanto, encontrarás también la historia de la metodología utilizada para atrapar a cada uno de ellos. Que sea interesante o no, lo dejo a tu criterio.


En cualquier caso, si tengo que hacerle una crítica de algún modo a este libro, es que trata al psicópata como alguien “maléfico” por naturaleza. Es decir, trata a los psicópatas como individuos que producen mal sean asesinos o no. Ya sea con un cuchillo o en su vida diaria en ámbitos mundanos como son el laboral o familiar, Garrido los trata siempre como individuos que producen daño a la gente de su alrededor. Personalmente no estoy de acuerdo con esto, por el sencillo motivo de que la incapacidad para sentir empatía no me parece motivo suficiente para etiquetar de agresivos a todos los psicópatas. Y me plantearás “¿No estás pecando de exceso de confianza?”. Creo que en este caso es en realidad al contrario, que Garrido tiene una visión algo dura sobre la psicopatía. Sin embargo, en ningún momento dejo de tener presente que él es un experto reconocido a nivel internacional sobre el tema, con años de estudio e investigación a la espalda, con lo cual puede ser que realmente tenga razón y yo me esté equivocando. Yo al menos como psicólogo me resisto a creer esto.

"...la incapacidad para sentir empatía no me parece motivo suficiente
para etiquetar de agresivos a todos los psicópatas." 

A título personal, procuraré contactar con Vicente Garrido (con el cual por cierto ya me comuniqué por correo hace un par de años, y es un individuo muy amable) y preguntarle, porque también puede ser que yo lo haya entendido mal. Nuevamente, lo dejo a tu criterio.

En conclusión, y sin intención de alargar más la entrada, te recomiendo la lectura de este libro, tanto si eres un estudioso de la temática como si tan solo eres un aficionado a la lectura en general o a la criminología en particular. Sea como sea, creo que lo disfrutarás mucho.

Un saludo, querido lector.





P.D: Dejo aquí el enlace con más información sobre Vicente Garrido. Ni está del todo actualizada (creo que solo llega a 2007) ni es la mejor página que he encontrado, pero bueno... era eso, o rezar porque entendierais su entrada de wikipedia en valenciano. Sé que sabrás perdonarme.

jueves, 10 de septiembre de 2015

Europa: un éxodo moderno.

Sé que esta no se trata de una entrada relacionada puramente con la psicología o la criminología. Entiendo que tú, observador avezado, puedas plantearte que quizá esta entrada camina por límites más allá de los establecidos por este blog desde su nacimiento. Y en realidad, puede que tengas toda la razón. De hecho, tenía pensado subir una reseña sobre un libro, ni siquiera pensaba escribir nada sobre esto (porque creo que ya está todo dicho). Pero hoy, tras ver nuevamente las noticias, no he podido resistirlo. Porque creo, sinceramente, en la importancia de este tipo de reflexiones.

"...porque creo que ya está todo dicho".


Estamos sometidos a un constante bombardeo informativo sobre lo que está ocurriendo en Europa del este estas últimas semanas (también lo estábamos de lo que ocurría un poco más allá desde hace más tiempo, pero eso... bueno, nos tocaba más lejos, ¿no?). El drama del gigantesco éxodo que están sufriendo los habitantes de Siria y sus países vecinos, huyendo de la guerra y la abominable situación que allí se está viviendo (tanto por gobiernos autoritarios como por la creciente amenaza del Estado Islámico, una criatura que no cesa de crecer), parece haber copado de golpe y porrazo la actualidad de los medios de comunicación. Como si de una sorpresa para todos se tratase. Pero sé realista... ¿Lo es para ti?

Lo que realmente me resulta a mí una sorpresa es que se haya tardado tanto en darle la importancia que merece a un asunto de extrema gravedad como es este. Aunque a decir verdad, tampoco sé muy bien de qué me asombro. Al fin y al cabo, Europa (Occidente, para ser más justos) vive en su eterna burbuja de seguridad hasta que algún “extremista islámico” nos recuerda que somos parte de algo más grande, ya sea poniendo una bomba en unos trenes, en un autobús, o masacrando a los trabajadores de una revista. Esos hechos, que parecen despertarnos temporalmente lo justo para poder ser conscientes de la realidad, actúan como un ruido durante el sueño: abrimos levemente los ojos, observamos a nuestro alrededor que todo sigue bien, y luego continuamos con nuestro letargo. Pero... ¿qué pasa cuándo el ruido es sostenido, y nos impide retomar el descanso? Pues precisamente, eso es lo que está ocurriendo con el flujo de inmigrantes que, mientras tú lees y yo escribo, desbordan las fronteras de Hungría y Grecia.

"Un éxodo moderno".


Estoy seguro de que entiendes perfectamente de lo que hablo. ¿Es que acaso no has visto en Facebook la foto de esa pobre criatura ahogada en la orilla de una playa? ¿Has sido consciente de la indignación que ha levantado? Como si realmente eso fuera un acto aislado, un evento puntual. Como si al día no estuviesen muriendo decenas de refugiados. Como si cientos de niños no hubieran fallecido ya, víctimas del mar, del hambre, o de los cócteles molotov de bienvenida.

Y ahora, todo ha explotado.

Ya no hay sueño posible. No hay descanso al que regresar (aunque no tardaremos en buscar otra habitación desde la que no escuchemos el ruido, porque así es el ser humano). Ahora, todo el mundo está hinchando el pecho, gritando al aire: “NO ES JUSTO”. Aunque no todos quieran decir lo mismo al aludir a la justicia.

Aprovecho, en líneas de este último planteamiento, para dejar un vídeo que encontré esta mañana sobre el tema. A buen entendedor, pocas palabras bastan.



Personalmente, mi sensación al escribir estas líneas es algo similar a la que sentí en enero, al escribir la entrada sobre la masacre de Charlie Hebdo. Una mezcla de gran lástima, rabia, impotencia, pero también de autocrítica. Al fin y al cabo, tú y yo también de somos responsables de todo este problema, por más que apuntemos hacia arriba. Somos cómplices de esta terrible huída, este éxodo moderno en el cual las aguas no se abren y los egipcios esperan a ambos lados del mar. Donde luego aguardan cuarenta largos años del desierto que es la exclusión social en Europa.

¿Pero por qué? ¿Por qué entro a un blog para leer cómo me apuntas como cómplice necesario de un delito que yo no he cometido? ¿No es acaso culpa de los que mandan, no son ellos los que han provocado todo esto? ¿Qué me retiene aquí, por qué debería aceptar aquello de lo que me acusas?

Porque atribuir la responsabilidad en una sola dirección es, irónicamente, irresponsable.

Esto es lo que nos dice la psicología sobre la atribución de errores: muy pocas veces están tan solo en una de las partes. No creo que todo se base en apuntar con el dedo a uno u otro, esperando con ello entender el problema en términos de una simple suma. Los problemas son complejas ecuaciones, en los cuales es muy complejo que tan solo una parte aporte las incógnitas. Eso es innegable. Y el que intente contradecirlo, es un necio, o un hombre con suerte.

Pero... ¿En qué hemos contribuido nosotros? ¿Cuál puede ser nuestra parte de culpa en todo este conflicto?

-Hemos financiado a gobiernos autoritarios.

-Hemos apoyado (y participado en) guerras de castigo contra ellos.

-Hemos saqueado, destruido y dividido sus territorios.

-Hemos complicado su integración entre nosotros.

-En definitiva, hemos mirado para otro lado.

Y ahora, todos clamamos al cielo cuando vemos a un pobre niño ahogado en nuestras costas. La hipocresía europea, supongo.

La hipocresía europea, supongo.


Son refugiados, querido lector. Están huyendo de su país, de su ciudad, de su hogar. Están dejando atrás todo lo que tienen, en muchos casos incluso a parte o a toda su familia, para buscar un refugio. Están atravesando muerte, penurias y pérdida, porque en su tierra ya solo les queda eso. Y nosotros lo vemos desde la comodidad de nuestras casas, todavía adormilados tras un largo descanso. ¿Cuál es el problema añadido? Que no se trata solo de los refugiados sirios. Porque al menos en España, ese gobierno que acaba de reforzar la seguridad de la valla de Melilla y de aprobar las devoluciones en caliente, ahora se llena la boca planteando soportar cualquier cuota de refugiados. No, amigo mío, se trata de una huída masiva de todos aquellos países con los que Occidente ha jugado una larga partida de ajedrez, una huída hacia la vida, hacia la esperanza. Y ahora pregúntate, ¿Qué podemos hacer nosotros?

Pues bien; si quieres ayudar, no es necesario que cojas tus cosas y te vayas de voluntario a Europa del Este. No es mi objetivo, en absoluto, con esta entrada. Si tuviera que calificar mi reflexión de algún modo, sería de monólogo socrático. Lo único que pretendo es que pienses, que medites sobre el tema. Porque muchos de nosotros alguna vez habremos visto a un “moro” por la calle, y más de uno habrá cambiado de acera. O discutido sobre que deberían irse, porque se dedican a robar. No voy a negar que más de uno haya elegido esa vida, eso sería absurdo. Pero hay que pensar que muchas de esas personas probablemente hayan venido huyendo de algo terrible, algo que nosotros solo podemos entender a través de la televisión a duras penas. Una cultura diferente, unas ideas diferentes, una lengua y unas tradiciones diferentes, que desaparecen de golpe. Ese es el precio que muchos de ellos tienen que pagar para venir a Europa, para huir hacia delante. Trata de apoyar su integración. Para ello, cientos de profesionales trabajan a menudo, trabajadores sociales, educadores, profesores, etc. Apoya su labor con un cambio de perspectiva. Porque en realidad, el cambio de paradigma, la educación de una sociedad que ha vivido cegada, es el primer paso en un largo camino hacia la salvación de estas pobres almas, perdidas en la inmensidad de una tierra que no les quiere ni les entiende.


El gran problema que existe con los refugiados habla en realidad de miedo, de integración, y de racismo soterrado. Y ahora, tanto los de arriba como los de abajo nos enfrentamos a las consecuencias de una larga inconsciencia, un sueño del que hemos despertado para toparnos con la pesadilla de la realidad. Pero no lo olvides: son ellos los actores de esa pesadilla. De ti y de mi depende empezar un cambio, antes de que sea demasiado tarde.