sábado, 24 de enero de 2015

El Crimen del Rol, o un Caso de Desconocimiento Periodístico.

Quiero dejar constancia que este artículo va especialmente dirigido a todos aquellos periodistas que, interesados en el campo de la criminología, han pulsado por error un enlace que les ha traído a este blog. ¡Bienvenidos!



Durante mi corta aventura en el espacio de la psicología y la criminología, me he dado cuenta de numerosos errores que la gente comete al hablar de las cosas que no conoce. Probablemente tú y yo entremos en ese saco, ya que no podemos pretender conocer la realidad absolutamente de todo (aunque sería deseable, ¿No?). Sin ir más lejos, hace unos días colgué una entrada en la que se reflejaban las falacias que la gente suele asumir sobre la criminalidad, desmitificando el conocimiento que mucha gente pueda poseer. Sin embargo, es absurdo pensar que un servidor, con su relativamente recién estrenado blog, pueda hacer frente a los auténticos gigantes en el campo de la información: los medios de comunicación.


En el máster al que asisto presencialmente, hay ciertas máximas que nos repiten una y otra vez. Sobre los medios de comunicación hay una muy particular, y es que para poder informar sobre algo, primero hay que conocerlo mínimamente. Tengo varios compañeros periodistas que están cursando estudios de criminología para eso, lo cual es algo que les honra. A veces, un periodista puede recibir una interpretación y, pese a lo pormenorizado de los detalles, confundir un término y cambiar toda la noticia (muy común, por cierto, en la interpretación de los casos judiciales y las declaraciones de los individuos que asisten a los mismos).

En realidad, el caso del que voy a hablarte hoy es, como su propio título indica, uno de estos “casos de desconocimiento periodístico”: el caso del crimen del rol. Con el análisis de este caso intentaré no solo exponerte cómo sucedió el caso, sino dirigir una pequeña crítica a aquellos medios que, sin molestarse en contrastar su información, volcaron sobre un ámbito lúdico la culpabilidad de un crimen. Eso sí: te diré antes de continuar que llevo muchos años jugando a juegos de rol, y este caso me llama especialmente la atención por ello. Puede entonces que puedas pensar que mi opinión esté algo condicionada (puede no, probablemente lo esté). Lo veo justo: al final del post dejaré algunos enlaces de interés para que puedas echarle un ojo al caso. Te invito a que formes tu propia opinión en base a lo que puedas investigar sobre el tema, si tienes interés.

¿Cuáles fueron los hechos?

En la madrugada del 30 de Abril de 1994 un par de jóvenes, Javier Rosado y Félix Martínez, apuñalaron de manera brutal a un empleado de limpieza de 52 años mientras esperaba al autobús. Una vez resuelta la investigación de los hechos y capturados los dos culpables, se supo la todavía más cruenta realidad.

Javier Rosado, autor e inductor del crimen


Resultó que todo formaba parte de un macabro juego inventado por Javier Rosado, “Razas”. Esto, unido al hecho de encontrar varios manuales de juegos de rol en la habitación del susodicho (y pese a que este aseguró que no le interesaban esos juegos), fue la chispa que encendió la crítica de varios medios de comunicación hacia los mismos, que no tardaron en sumar dos y dos. Aunque la respuesta no les diese cuatro.

Más abajo dejo un enlace, con una exposición mucho más clara del caso, publicado en la revista Criminología y Justicia, y escrito por Paz Velasco de la Fuente.

Por más que apuntó a la presencia de severos trastornos en Javier Rosado, la controversia estaba servida. Lejos, sin embargo, de esta persecución inquisitorial contra este tipo de juegos, te diré que, de hecho, en los juzgados prácticamente en ningún momento se tuvo en cuenta a los mismos. De hecho, la hipótesis de que hubieran afectado de algún modo a los hechos fue totalmente descartada. Al final, fueron varios posibles diagnósticos los que propusieron los psiquiatras y psicólogos forenses a Javier Rosado, que demostró ser un tipo inteligente, que incluso llegó a fingir tener una enfermedad mental para poder evitar la pena de prisión (Nota te interés: por si no estás familiarizado con el Derecho , querido lector, la presencia de una enfermedad mental que afecte al razonamiento o la capacidad volitiva puede evitar que una persona sea condenada con una pena de prisión, siendo en lugar de esto recluida en un centro psiquiátrico, o aplicado otro tipo de medida de seguridad, ya que se considera que la misma no es responsable directa de sus actos).

Finalmente, sin embargo, el diagnóstico con más peso fue la psicopatía, un trastorno de la personalidad caracterizado por falta de empatía y comportamiento antisocial (aunque como todos los trastornos de personalidad, no todos se manifiestan exactamente igual y no todo el mundo muestra los “síntomas” del mismo modo).

Javier Rosado fue condenado a 42 años de prisión. Su cómplice (sospecho que por el atenuante de ser un menor de edad) fue condenado a 12 años. Hoy, Javier ya se encuentra finalmente en libertad, aunque alejado de la vida pública y los medios de comunicación. 

Por si sientes curiosidad por conocer más del caso, más abajo dejo un enlace, con una exposición mucho más clara y profunda del mismo, publicado en la revista Criminología y Justicia, y escrito por Paz Velasco de la Fuente.

Película basada en los hechos que en
esta entrada tratamos


Sin embargo, la herida ya había quedado hecha. Actualmente, todavía hay quien desconfía de los juegos de rol, o más bien, de lo que estos puedan provocar a las personas, desconociendo totalmente su funcionamiento. ¿Crees que no es así? Un amigo tuvo que ocultarle durante mucho tiempo a su madre que jugaba, porque esta se lo había prohibido. Esto, evidentemente, no es culpa de ella. Tan solo se formó una opinión en base a lo que podría haber escuchado o leído. Y he aquí el meollo de la cuestión: el poder que tienen los medios de comunicación a la hora de influir en la opinión de las personas. Y ya no solo es en casos de la criminalidad o los juegos de rol, sino en multitud de otros campos. Por eso, y precisamente en campos tan duros como el de tratar el crimen, los periodistas deben estar altamente informados, huyendo de cualquier tipo de sensacionalismo que pueda revertir negativamente en la objetividad de la noticia que escriba. Por si no entiendes a qué me refiero con objetividad, aquí un extracto de “Una Necrosis Similar”, escrita por Rafael Torres para el periódico “El Mundo”, el 9 de junio de  1994, sobre el caso que estamos tratando:

“Los videojuegos, y seguramente también ciertos dibujos animados de la televisión, producen hemitrofia cerebral a medio plazo, pero los juegos de rol provocan necrosis fulminantes en los tejidos de la cabeza y del corazón. Ideados para imbéciles profundos, o bien para volver profundamente imbécil al que todavía no lo es (…).”

Objetivo, ¿Eh?

Por cierto, por si queda algún atisbo de duda, los juegos de rol no son nada peligrosos, y sí muy beneficiosos según los estudios (véase abajo del todo).

En conclusión, lo que realmente quería tratar con todo esto no es exclusivamente exponerte un caso que sucedió hace unos años de una manera muy llamativa y trágica. Lo que pretendo con este texto es concienciar de la enorme influencia que pueden tener los medios en la gente de a pie, y en la responsabilidad a lo que ello conlleva. Por tanto, informémonos continuamente. Antes de escribir o hablar de algo sobre lo que no sabemos (mucho o nada), tomémonos un momento para reflexionar. Y precisamente a ti, periodista interesado en el mundo del crimen, te lanzo un mensaje de especial relevancia, de palabras de Ben Parker: “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”.

Y a ti, lector habitual, te reitero lo que siempre trato de transmitir: no te conformes con la información que llega a ti; continúa informándote. Contrasta tu información, amplia tus conocimientos para tener una visión crítica. No dejes que opinen por ti. 

Y a la madre de mi amigo: pruebe el rol, maldita sea.





Enlaces de interés

http://www.via-news.es/index.php/libros-principal/libros/543-blank-99405443 - Creer lo Increíble: libro sobre las verdades y las mentiras respecto a los Juegos de Rol.

http://www.filmaffinity.com/es/film275314.html - Película basada directamente en el caso del crimen del Rol. 

http://dreamers.com/defensadelrol/articulos/rafatorres.htm - Una Necrosis Similar, artículo completo de Rafael Torres

http://cj-worldnews.com/spain/index.php/es/criminologia-30/perfiles-criminales/item/2844-jugar-a-matar-el-asesino-del-rol - Jugar a matar. El asesino del rol. Artículo de Criminología y Justicia de Paz Velasco de la Fuente.

http://rabida.uhu.es/dspace/handle/10272/4248 - Videojuegos como dispositivos culturales: las competencias espaciales en educación (No solo trata los beneficios de los videojuegos, sino también de los aportados por los juegos de rol, estrategia, etc.). 

lunes, 19 de enero de 2015

Las Nueve Falacias del Crimen

Como bien sabes, muy respetable lector, actualmente parece existir un grandísimo manto de ficción que cubre a la criminología. Y no me estoy refiriendo solo a aquello que las series de televisión o la literatura nos muestran (en la mayoría de los casos una realidad muy distorsionada), sino también a los propios conocimientos que la sociedad tiene de la criminología. Si ahora mismo, entre tú y yo, cogiésemos a diez personas y les hiciéramos diversas preguntas en cuanto a “cultura general” del delito, estoy seguro de que muchos de ellos, los cuales tan solo tienen los conocimientos que han podido adquirir de la sociedad o su propia experiencia, nos transmitirían una visión sesgada de lo que realmente es el acto criminal y todo lo que lo orbita.

Crime and Everyday Life.

Por ello, y pensando siempre en sorprenderte, he rescatado de un texto escrito por el profesor Marcus Felson las que él llama “Crime Fallacies”, o falacias del crimen. El propio texto se adjunta, mucho mejor explicado, en el libro que señalo a la izquierda (nuevamente en inglés).

¿Quién es Marcus Felson? Es un famoso criminólogo, actualmente profesor en la Universidad del Estado de Texas, y reconocido por su aportación al campo de las teorías situacionales de la criminalidad con su teoría de las actividades rutinarias. Intentaré hablar más adelante de él, pero ahora mismo basta con decir que sus teorías propugnan que a la hora de llevar a cabo un delito, un delincuente se guía por los costes y beneficios que esto puede reportarle, racionalizando sus acciones. Es en su explicación del fenómeno delictivo cuando propone estas nueve concepciones erróneas sobre el crimen, con el fin de “desmitificar” el hecho criminal, y poder plantear medidas preventivas aplicables a la delincuencia de manera realista. Sin más, pasemos a ver cuáles son. Seguro que te resultan interesantes:




1. La falacia del drama.

Los delitos que conocemos, en realidad, son menos espectaculares y dramáticos de lo que imaginamos. Los medios de comunicación, entre otros elementos, son los que contribuyen a mitificar los crímenes, y a mostrarlos como más extraordinarios de lo que realmente son. Así que, por un lado, ni todos los crímenes son fruto de una elaborada planificación (de hecho, la mayoría de ellos suelen ser fruto de los nervios del momento), ni es común la existencia de asesinos en serie, ni los asesinatos o violaciones representan la mayor parte de los delitos que se llevan a cabo, siendo bastante raros en general. Y por supuesto, hay una tasa mucho menor de criminalidad respecto a lo que podríamos suponer.

2. La falacia del sistema de justicia y la policía.

En muchos casos, sobreestimamos la utilidad de la policía y el sistema de justicia en la prevención y castigo de los crímenes. La policía, en realidad, suele realizar patrullajes y recogida de información, y solo en pocas ocasiones tienen la posibilidad de asistir al delito en directo. Así, un aumento de policía en muchas ocasiones no implica una reducción de las tasas criminales, y no todos los delitos llevados ante la justicia son posteriormente procesados y/o castigados.

3. La falacia o mentira del “yo no soy….”

Esta falacia pone de manifiesto la falsa creencia de que nosotros nunca cometeríamos un delito. En realidad, en multitud de ocasiones cometemos delitos (por ejemplo, la piratería), lo que pasa es que o bien no lo sabemos, o en nuestro círculo o cultura la actividad en concreto no está considerada un delito.

Marcus Felson (derecha)fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad
 Miguel Hernández de Elche (UMH), mi alma mater.
4. La falacia de la juventud inocente.

Aunque el imaginario popular sitúa al delincuente como un hombre de mediana edad (y busquemos suponer a nuestros jóvenes como personas relativamente “inocentes”), en realidad los crímenes son mucho más comunes durante la adolescencia y la veintena de edad, franja de edad en la cual se sitúan la mayor parte de los delincuentes, a partir de la cual el porcentaje de delitos empieza a decrecer en la población.

5. La falacia de la ingenuidad.

En ocasiones pensamos que los delitos son llevados a cabo por personas altamente inteligentes, como James Moriarty de Sherlock Holmes. Nada más lejos de la realidad: dado que las medidas de seguridad hacen cada vez más difícil delinquir, se recurre a los sistemas más sencillos para poder hacerlo. Robar una bicicleta, forzar una puerta de una casa, realizar un tirón de un bolso, etc. No hace falta ser un genio para poder delinquir.

6. La falacia del crimen organizado.

Lejos de lo que la gente piensa, el crimen no suele llevarse a cabo por grandes organizaciones criminales. Si bien en ocasiones se juntan grupos con un motivo común (el tráfico de drogas, por ejemplo), no es habitual que se formen grupos con una estructura jerárquica permanente para llevarlo a cabo (salvo excepciones, como los casos de las mafias, pero esto no es tan común como pensamos).

7. La falacia de la agenda.

Las personas esperamos en ocasiones que otros se ajusten a nuestras perspectivas y valores morales. Sin embargo, esto no suele ser sinónimo de una mayor estabilidad y un descenso de la criminalidad, como demuestran diversos estudios. Por otra parte, un aumento del bienestar económico no siempre implica un aumento de la estabilidad en una nación, como suponen muchas personas. De hecho, en muchas ocasiones los problemas están en la integración y en la cohesión social, y no en la educación o el nivel económico. Algo así es lo que ha ocurrido en el terrible atentado de Charlie Hebdo, del cual ya hablé en esta entrada.

8. La falacia de los límites difusos

No es fácil cuantificar el número de delitos que realmente se llevan a cabo, como tampoco es fácil, en realidad, consensuar la definición de lo que es delito.

9. La falacia de la aleatoriedad del crimen.

Hay gente que piensa que los crímenes pueden ocurrirle a cualquiera, y que además suceden aleatoriamente en tiempo y espacio. Pues bien: en contraposición a estos pensamientos, en realidad los eventos delictivos suelen responder a patrones en tiempo y espacio concretos. Por ejemplo, hay estudios que demuestran que lugares en los que se concentra mucha gente (estadios de fútbol, centros comerciales, etc.) son zonas más proclives a sufrir actos de delincuencia. A su vez, los fines de semana por la noche es más probable que puedan darse un tipo de delito en zonas concretas, y un largo etcétera. Esto, a su vez, nos permite poder llevar a cabo acciones para prevenir los delitos.

Como ves, en realidad en muchas ocasiones aceptamos unos dogmas sin plantearnos siquiera la veracidad de los mismos. Puede que conocieras todas estas “falacias”, o puede que alguna de ellas te haya hecho sorprenderte. En cualquier caso, ese es el poder que radica en aprender: permitirnos adquirir nuevos conocimientos con los que sorprendernos constantemente. Por lo tanto, no nos olvidemos de cuestionarnos las cosas que suceden a nuestro alrededor, tratando de aprender de ellas. Al fin y al cabo, uno nunca sabe cuándo se va a sorprender.

sábado, 17 de enero de 2015

Emprender en Criminología, de José Manuel Servera.

“Yo quería ser futbolista”, reza el título de uno de los capítulos del libro que voy a reseñar hoy para ti. Este, y otros títulos llamativos a la par que enigmáticos dividen el libro “Emprender en Criminología”, escrito por José Manuel Servera, con un capítulo escrito por Juan José Martínez Bolaños y prólogo de Janire Rámila. José Manuel ha liberado recientemente su libro, de modo que pueda ser descargado gratuitamente y, dado mis limitados recursos como estudiante en paro, no pude sino aprovechar la oportunidad (muchas gracias a Reflexiones Criminológicas por el aviso).

Aviso: si bien el libro hace referencia a emprender en criminología, cualquiera que lo lea encontrará que los consejos que en él se plantean podrían ser perfectamente extrapolables a cualquier otro campo.

Portada de "Emprender en Criminología"
Antes de sencillamente dejar el enlace al libro en cuestión, te dejo el enlace al manifiesto que escribe su autor explicando el por qué libera su licencia. Me parece bastante interesante por dos motivos: para que lo leas y reflexiones, si es de tu interés, y por otra parte porque en el propio texto está el enlace al pdf del libro.


Bueno, por hacer un resumen rápido sobre quién es el autor. En realidad, en el propio libro te explica un poco por qué derroteros le ha llevado la vida, por lo cual no me alargaré demasiado. Basta decir que es un joven de 29 años, filósofo y criminólogo, reconocido por haber basado su carrera en el emprendimiento, director de la revista online “Criminología y Justicia” (revista que incluye artículos sobre temas de interés y actualidad criminológica), implicado también en el desarrollo del espacio “Criminólogos.eu” (un punto de encuentro para criminólogos virtual), y un largo etc.

Quién iba a decirlo, él con 29 años ya es hasta doctor honoris causa. ¿Qué he hecho yo útil en estos 23 años?

El libro contiene 180 páginas aproximadamente, escrito en un lenguaje bastante cercano, entretenido y que te atrapa en su lectura (que bien escriben estos filósofos), logrando además no solo explicarte como emprender dentro del ámbito de la criminología, sino que sientas ganas de emprender en muchos otros campos. Sus opiniones y consejos pueden ser de gran utilidad si, como él en su momento, sientes que no sabes por dónde desarrollar tu carrera. La lectura resulta, a su vez, altamente interesante dado que, lejos de plantearse a sí mismo como un genio, nos explica que solo era un estudiante más, con sus vicios, sus notas mejores y peores y sus ilusiones para el futuro. Estas expectativas irían variando con el paso de los años, teniendo que ser reformuladas en multitud de ocasiones, conforme la realidad le iba dando los palos que considerara oportuno, hasta que él finalmente se plantó y comenzó a moverse para lograr alcanzar sus metas. Eso sí; rodeándose siempre de buenos compañeros que le apoyaron y ayudaron en sus proyectos (cosa que, en realidad, todos necesitamos. Palabra de psicólogo).

El autor, José Manuel Servera






Como decía, el libro se divide en capítulos con nombres algo curiosos. Voy a citar unos pocos que me han llamado especialmente la atención, y te haré un muy breve resumen de lo que en ellos te puedes encontrar.



  • “Yo quería ser futbolista” y “Yo quería ser periodista”: planteo estos dos capítulos seguidos porque vienen a ser el punto de partida que todos hemos vivido, el ya algo alejado momento en el que todos nos hemos planteado “¿Qué quiero hacer en el futuro?”. En ellos, el autor explica cuáles fueron sus motivaciones a la hora de decidir su carrera y su hipotético futuro profesional. Y lo mucho que le gustaba jugar a videojuegos. Esto último lo repite constantemente. Me siento identificado, la verdad 

  • “Los criminólogos no somos seres mágicos del país feliz de la casa de la gominola de la calle de la piruleta”: lo juro, no me he inventado el título, aparece en el libro tal cual. En este capítulo, José Manuel hace una reflexión sobre en qué situación se encuentra el criminólogo respecto a la sociedad actual, lo que debería ser y lo que realmente es, y cómo salir del limbo en el cual se encuentran muchos nuevos criminólogos actualmente.

  • “Solo soy feliz produciendo”: en una gala de reflexividad propia de su carrera, el autor nos plantea el significado de lo que para nosotros es el trabajo. Cómo enfrentarlo, cómo enfocarlo y cómo responder a una pregunta tan sencilla como “¿A qué te dedicas?”. Y sobre todo, que debemos tener mucha paciencia en nuestro camino.

  • “Busco trabajo de lo que sea en general”: precisamente lo planteado en este capítulo es algo que yo llevaba pensando desde hacía tiempo. Si bien estamos en una etapa muy dura en lo económico y lo laboral, si de verdad queremos alcanzar un objetivo profesional no debemos atarnos demasiado a las herramientas que utilicemos para alcanzarlo… como puede ser un trabajo de cualquier tipo que no tenga nada que ver con nuestra meta.

  • “Sacando al periodista que llevo dentro: el nacimiento de Criminología y Justicia”: no hay mucho que decir aquí, el propio título lo explica todo. En este capítulo el autor habla de sus primeros pasos como emprendedor.

  • “Claves para emprender en criminología”: del mismo modo que el capítulo anterior, no hay mucho que explicar, ya que el propio título indica qué vamos a encontrar aquí. Más que ejemplos concretos o palabras señalando el camino exacto a seguir, encontrarás consejos generales que estoy seguro te resultarán útiles, como he citado anteriormente, para emprender en cualquier ámbito, y no solo en criminología. 




Podría citar muchos capítulos más, pero creo que te dejaré descubrirlos a ti. Sinceramente, yo me leí el libro en unas pocas horas, tal era el interés que me planteaba, y he quedado muy satisfecho con lo aprendido. Tan solo me queda hacer un último apunte: si bien el libro está libre en la red y es gratuito, si te ha gustado, no dudes en darle feedback al autor, ya sea a través del sistema de donaciones, comprando el libro físico o simplemente mandándole un comentario sobre el mismo (según tus ganas y posibilidades), recuerda: es de bien nacido ser agradecido. Sin más, que disfrutes de la lectura. Espero que resulte de tu interés.



Enlace a Criminología y Justicia: http://cj-worldnews.com/spain/index.php/es/

Enlace a Criminólogos.eu: http://criminologos.eu/

viernes, 16 de enero de 2015

Atrápame...si puedes: psicología aplicada para agentes secretos.

Que hasta la sexta entrada no haya tomado la iniciativa de hablar de mi querida psicología supongo que dice mucho de mí, y de mi situación de estudio actual. Sin embargo, hace poco me crucé con un documento que me llamó altamente la atención, y dado lo interesante que ha resultado su lectura, y su relación con la psicología, me gustaría compartirlo contigo.

No, no vamos a hablar de la película... pero casi.

En primer lugar, te pongo en situación. Como ya comentaba en una entrada anterior, el 11-S lo cambió todo en materia de control, seguridad y vigilancia, sobre todo en lo referido a aeropuertos. Aumentan los controles, así como la severidad de los mismos, con el fin de poder detectar posibles terroristas, drogas, agentes de otros países, etc. Y es precisamente de esto último de lo que vamos a hablar.

Hace relativamente poco tiempo (21 de diciembre de 2014), en la web Wikileaks se colgó un documento muy interesante: una guía para agentes de la CIA sobre cómo poder evitar ser descubiertos durante controles de seguridad en aeropuertos. Es necesario, antes de continuar, hacer un pequeño apunte: el documento se centra en evitar el “secondary screening”, o por tratar de traducirlo de una manera explicativa, el control de seguridad más personal que hay en los aeropuertos (es decir, que un agente te saque de la fila, te haga preguntas, observen qué hay en tu maleta, etc.), en contraposición al “primary screening”, en el cual los oficiales comprueban los visados y documentos de identidad, durante el cual es cuando los agentes pueden sacarte de las filas si notan algo extraño.

Portada del documento en cuestión


Aquí te dejo un enlace al documento, que puede descargarse gratuitamente en Wikileaks. El documento solo se encuentra en inglés, pero es muy corto y sencillo de leer. 

https://wikileaks.org/cia-travel/

Hasta aquí te preguntarás: bueno, pero… ¿Qué tiene que ver todo esto con la psicología? Pues esa es la cuestión: el documento lanza ciertas directrices y consejos sobre cómo evitar ser detectado a través del lenguaje no verbal y corporal, así como en qué se fijan los observadores de los aeropuertos a la hora de decidir a qué personas se les realiza un control más exhaustivo, y en caso de ser interrogados, como pasar el mismo sin llamar la atención. Este documento, a su vez, puede ser utilizado para realizar una mejora de las técnicas de detección en aeropuertos, o para enseñar a un vigilante los elementos que alguien tratará de ocultar para entrar por una aduana. Vamos a analizarlo por orden.


En primer lugar, ¿En qué elementos se fijan las autoridades a la hora de seleccionar a qué individuos se les realiza un control secundario, y por lo tanto, tratarán de ocultar los agentes?

Elementos conductuales: cualquier elemento que implique nerviosismo puede provocar que a una persona se le realice un control secundario, y esto es algo que precisamente los agentes encubiertos buscan evitar. Manos temblorosas, respiración muy rápida sin ningún motivo aparente o evitar el contacto visual, son algunos de los elementos que pueden llamar la atención de los observadores (observadores que, en muchas ocasiones, están vestidos de paisano, o bien que observan a los viajeros a través de cámaras de seguridad).

Anomalías en el equipaje y los tickets: elementos que en combinación pueden resultar sospechosos podrían ser el haber pagado el billete al contado, conseguirlo el día antes o que el billete sea solo de ida. Esto puede llamar la atención unido a ciertos elementos, como puede resultar la falta de equipaje (y que el que lleven no esté facturado, sino que sea de mano), que el equipaje incluya demasiados objetos nuevos, que sea desproporcionado en cuanto al tiempo que vamos a pasar allí, etc.

En segundo lugar, puede que los agentes sean llamados a realizar un control secundario por azar, o por haber llamado la atención. ¿Qué elementos van a tener en cuenta las autoridades del aeropuerto a la hora de realizar las preguntas y el chequeo?

-Los inspectores se van a fijar en el lenguaje verbal, pero también en el no verbal, en su conducta y en sus manierismos (gestos exagerados) durante el interrogatorio.
-Además, los inspectores van a realizar preguntas para ver si todos los elementos de sus motivos de viaje encajan, así como tu equipaje y tus billetes.
-Las entrevistas pueden alargarse durante horas, cumpliendo esto una doble función: dar tiempo a los agentes a corroborar la historia con datos externos, pero también para aumentar la presión que sienta la persona que está llevando a cabo un hipotético acto ilegal.

Finalmente, en la última hoja del documento, hay un pequeño resumen con consejos sobre cómo hacer frente al propio interrogatorio. ¿Qué consejos se proponen al agente?

-Contestar con respuestas simples y plausibles a las dos principales preguntas: “por qué estás aquí” y “dónde te vas a quedar”.
-Asegurarse de que no solo el equipaje y los billetes, sino la forma de vestir, el lugar donde va a alojarse e incluso hasta la presencia en la web, encajen con el perfil que ellos presentan.
-Evitar elementos verbales y paraverbales que levanten sospechas sobre ellos. Así, las personas mentirosas suelen realizar largas pausas entre preguntas y respuestas, o sonidos como “ah” o “um”. A su vez, se reajustan la ropa con asiduidad, respiran profundamente, tragan saliva o se muerden los labios. Y por otra parte, dan respuestas altamente específicas, utilizando comentarios como “a decir verdad”, “juro por Dios” o “para ser sincero”.

El cuerpo puede arrojar la información
que nuestras palabras esconden.

Como ves, la psicología (y en este caso, la psicología del testimonio y del comportamiento no verbal) puede jugar un papel muy importante en la detección de criminales. Tanto es así, que la propia CIA entrena a sus agentes para mantener ciertos indicadores conductuales bajo control. Más adelante hablaremos sobre otras utilidades que pueda tener la psicología en el campo de la detección, la intervención y el tratamiento de criminales, pero espero que este post haya llamado suficientemente tu atención para seguir leyendo sobre el tema. Esta entrada, como ya he comentado, puede ser una autocrítica para aquellas personas encargadas de llevar a cabo políticas de seguridad en aeropuertos, y por otro lado, también puede impulsar el entrenamiento de vigilantes en la detección de elementos psicológicos que delaten a las personas con objetivos ilegales. Al fin y al cabo, es importante que tengas algo en cuenta: como nombraba al principio, las ciencias criminológicas son puramente multidisciplinares. Por ello, no te engañes; no basta con conocer un campo de la criminología. Ábrete a todo conocimiento que puedas adquirir. Como citaba el señor Holmes:

        “Nuestras ideas deben ser tan amplias como la naturaleza si aspiran a interpretarla”



miércoles, 14 de enero de 2015

Terrorismo y sesgos de información. ¿Todos? somos Charlie.

Llevaba un tiempo preparando un texto que hablaba sobre el terrorismo, aunque desde un punto de vista histórico, como medio para acercarte curiosidades que quizá no conozcas del mismo. Sin embargo, y dado el impacto que el propio terrorismo ha tenido durante esta semana en los medios internacionales (curioso cuanto menos, porque los actos de terrorismo ocurren casi diariamente… aunque supongo que si no llama a nuestra puerta, no vende), no quería dejar pasar esta oportunidad para (si me permites) darte mi opinión sobre el tema (como ya hiciera en el caso del pederasta de Ciudad Lineal).

Antes de continuar, tengo que decir que llevo un tiempo en el cual el terrorismo representa la línea temática de los trabajos que suelo hacer para mi máster, supongo que porque me llama especialmente la atención como hecho criminal (o conjunto de los mismos). Esto, evidentemente, no me da una sabiduría superior a la que tú puedes poseer, pero sí que provoca que tenga que leer bastantes documentos sobre el terrorismo. Los datos que aquí voy a plantear no son inventados, sino parte de la información que he encontrado en artículos científicos. Tú decides qué hacer con ellos, pero sobre todo, no te olvides de seguir buscando para formarte una opinión.

El terrible asesinato de parte de la plantilla de la revista Charlie Hebdo nos ha conmocionado a todos. Un par de radicales islamistas –RADICALES- disparó al grito de “Alá es grande” contra las personas que allí encontraron, ocasionándoles la muerte a 12 de ellos y heridas graves a 4. Esto dio lugar a tres días de extrema conmoción, un asedio y una toma de rehenes en otro lugar, que probablemente todos conoceremos bien. Si no es así, os remito a los periódicos, hasta saber si la nueva ley me permite seguir colgando links a otras páginas.

A los pocos días, nos encontramos con varias manifestaciones y marchas en París en repulsa por los atentados (cosa lógica, por otra parte), ¿No?...

...¿No?...


Y luego empieza el juego. ¿Qué hacemos a partir de ahora? “Hay que evitar que los musulmanes vengan a destruir el mundo que conocemos” (observarás que aquí no incluyo la palabra RADICALES. ¿Sabes cuánta gente ha hecho lo mismo, con muchísimo más peso mediático que yo?).  O al menos, evitar que vengan de Siria a realizar atentados… Bien, como me encantan las listas, vamos a poner unos cuántos argumentos.

1.     El problema son los musulmanes.

Aunque parece obvio que no, mucha gente cree que es así. Sin ir más lejos, ha habido manifestaciones islamofóbicas en Alemania hace poco, ha habido pintadas en mezquitas, etc. Muy bien, pues, ¿Recordáis a la Inquisición? ¿Representaba eso a todos los cristianos? Lo dudo mucho. ¿No te parece algo actual? Bueno… ¿Deberíamos temer entonces a todos los cristianos, dada la tendencia de CIERTOS sacerdotes a la pederastia? El problema no son los musulmanes. El problema son los RADICALES, y lamentablemente, radicales hay en todos los bandos. Cito a Anders Breivik, que asesinó a 77 personas en Noruega. Defendía que los valores que le impulsaban a ello eran, en muchos casos, férreos valores cristianos. ¿Nos representa a todos los occidentales? Y por otra parte, ¿Nadie habla de los atentados del grupo de musulmanes Boko Haram, utilizando a unas pobres niñas pequeñas, contra otros musulmanes? Ni todos los musulmanes son terroristas, ni todos los musulmanes odian al cristianismo. Hola mundo real, adiós cruzadas.

2.      Para hacer frente a la amenaza islamista radical hay que endurecer la seguridad…

…y también se ha propuesto ya por algunos grupos eliminar el convenio Schengen, que permite la libre circulación de los ciudadanos de los países miembros por otros países miembros. Respondiendo a lo primero, piénsalo. El 11-S, otra tragedia, lo que hizo fue aumentar las leyes y controles de seguridad en aeropuertos. Sin embargo, ciertos estudios indican que esto no siempre reduce las posibilidades de que se cometa un delito de terrorismo (Testing a rational choice model of airline hijackings, de Dugan, LaFree y Piquero, 2005). ¿Aumentamos siempre la seguridad por encima de las libertades? Y respondiendo a lo segundo, ¿Alguien se ha parado a pensar que los terroristas eran franceses? Lo llaman terrorismo de segunda y tercera generación, esto es: sus abuelos eran los auténticos inmigrantes, sus padres ya nacieron en territorio europeo. Aquí en realidad lo que sí que se plantea es otro problema, y es que hablamos en muchas ocasiones de jóvenes fácilmente manipulables, y a su vez poco integrados en la sociedad en la que viven.

3.    Se debería replantear la cadena perpetua y la pena de muerte.

Aquí os voy te voy a recomendar que leas a Muñoz Conde, y concretamente, si podéis, su libro junto a Hassemer “Introducción a la Criminología y a la Política Criminal”. En él, y en otros muchos artículos, se defiende que un aumento de las leyes punitivas no siempre implica que la gente lleve a cabo menos actos criminales. En realidad, el castigo está planteado (por ejemplo, citando el artículo 25 de la Constitución Española) como método rehabilitador y resocializador. ¿Resocializa la cadena perpetua? ¿Y la pena de muerte, realmente evita que la gente que la presencia cometa crímenes? Piénsalo. El enfoque óptimo para hacer frente a esta y otras situaciones criminales es la prevención, como también indica el artículo citado en el anterior punto.

4.    Los musulmanes deberían mostrar su rechazo ante el atentado.

¿Es que acaso todos los dirigentes muestran su rechazo por las guerras que se llevan a cabo para “democratizar” países de Oriente? ¿Era necesario que los cristianos rechazaran el Ku Klux Klan cada vez que mataban a un negro? Por supuesto que no, era algo sobreentendido. Pues bien, exactamente lo mismo debería ocurrir a la inversa.


5.   Debemos manifestarnos (y nuestros líderes los primeros) en pos de la libertad de expresión.

Totalmente de acuerdo. Pero sinceramente, que los “manifestantes” sean personas que luego sacan a la calle leyes como la “Ley Mordaza”… Da que pensar, ¿No crees?


En conclusión, como ya he citado, lo que ha ocurrido en París ha sido terrible, y estoy seguro que en eso estamos de acuerdo. Pero no lo olvides: sé crítico. El terrorismo es un fenómeno criminal condenable, pero no podemos olvidar que en muchas ocasiones el terrorismo se utiliza como arma arrojadiza. Piensa que 9 de cada 10 actos terroristas ocurren en Asia y en África (Reinares, 2012). ¿Se realiza una marcha de protesta cada vez que ocurren esos 9 atentados? ¿Se rasga la gente las vestiduras cada vez que existe un hecho de este tipo? No seamos hipócritas, tratando de condenar algo y no condenando otras cosas. Nosotros somos Charlie. Ellos son Charlie. Al final, todos somos Charlie.


Piénsalo.


Aprendamos a perdonar.