sábado, 30 de mayo de 2015

Cinco claves para entender el terrorismo: el uso instrumental del miedo.

“Si consideramos lo que ha sido el devenir de la humanidad en su dimensión socio-política, observaremos que el empleo de la fuerza física para anular la voluntad del otro ha sido una constante”. Sabucedo, Casal y Fernández, 2002.


No cabe duda de que el fenómeno del terrorismo es una realidad lamentablemente demasiado frecuente en nuestros días. Ya sea en la televisión, la prensa o la radio, constantemente nos vemos bombardeados por información del otro lado del Mediterráneo, sobre cómo se llevan a cabo guerras intestinas en los países de Oriente. Imágenes terribles de batallas, heridos y hermanos masacrándose entre sí, se entremezclan formando un sangriento retrato de la realidad a la que se enfrentan constantemente. Esta es la trágica realidad de lo que representa el terrorismo actualmente. Una gran amenaza que crece y crece, como un gusano retorcido, hasta alcanzar en multitud de ocasiones cotas que hacen peligrar la seguridad internacional.


 No pretendo, en esta entrada, entrar a hablar en profundidad de las características del terrorismo. Sí que me gustaría, sin embargo, poder darte ciertas pinceladas de lo que considero un fenómeno criminal profundamente complejo, que muchas veces se ve entendido como una consecución de asesinatos hasta lograr el fin buscado. La realidad es más compleja que eso. Como todo en la vida, supongo.



      1. ¿Por qué el nombre terrorismo?

Los actos terroristas se engloban como fenómeno de delincuencia organizada en el cual víctimas, ya sean simbólicas o aleatorias, son convertidas en objetivo de la conducta violenta. Hasta ahí nada distinto, a priori, de un asesinato. Sin embargo, es a través del uso de la violencia que miembros del grupo victimizado son asustados de manera crónica. Ahí está el principal elemento característico del terrorismo: la generación y manipulación del miedo para afectar a sociedades, y por tanto el origen de este término.


      2. ¿Se trata de un fenómeno actual?

Lejos de lo que muchos podemos llegar a pensar, el terrorismo no es un fenómeno de reciente nacimiento. De hecho, ya en la antigüedad encontramos cómo ciertos grupos han intentado hacer un uso estratégico del miedo en sus conflictos con otros grupos, buscando siempre un propósito que no podrían haber conseguido en enfrentamientos directos o sin utilizar el subterfugio. La hermandad conocida como los “Assassins” (que en realidad tiene poco que ver con la popular saga de videojuegos, aunque esta haya contribuido a popularizarlos), asentada en la zona del actual Irak y Siria durante los siglos XI y XII, utilizaba el asesinato selectivo de líderes enemigos con el objeto de confrontar a sus adversarios, muchas veces en ataques suicidas. Esto, unido a la leyenda que crearon a su alrededor como poderosos y experimentados guerreros, provocaba la preocupación en sus enemigos propia del terrorismo.

Si quieres un ejemplo más cercano sobre la utilización del miedo para someter a las sociedades, estoy seguro de que conocerás la obra de Maquiavelo. Así, en su obra El príncipe, cita el poder que tiene el miedo para ejercer el control e imponer el respeto sobre una sociedad. Y por otra parte, ¿Acaso los autos de fe y las posteriores quemas de brujas provocadas por la Inquisición no buscaban un efecto ejemplarizante mediante el miedo a ser víctimas del mismo destino que los acusados de herejía?


      3. La explicación del surgimiento de estos grupos no es en absoluto simple.

En realidad, aunque puede resultarte una obviedad, hay tantas explicaciones sobre por qué se originan estos grupos como grupos terroristas ha habido en la historia. Por ejemplo, el nacimiento de la secta terrorista llamada Boko Haram (de la cual espero poder hablar algún día en profundidad), conocida por el famoso rapto de cientos de mujeres que originaron una campaña de protesta en Internet, puede entenderse si analizamos el desarrollo del país del que provienen, Nigeria. Así, en este país existe una contundente división en lo que a nivel de vida y sociedad se refiere, caracterizada además porque esta división social y económica también es religiosa, siendo el norte del país musulmán y el sur cristiano. No es de extrañar que la parte pobre del país, el norte, haya sido la cuna de un movimiento “anti-occidentales”, que tiene su principal foco objetivo (al menos hasta hace poco) en atacar a todo lo que relacionen con el mundo occidental… como por ejemplo la parte rica del país. Irónicamente, para tratarse de individuos que desprecian la cultura occidental, utilizan armas y tecnología creada en occidente. Te dejaré extraer tus propias conclusiones.

Y por otro lado, encontramos precisamente en ETA la contrapartida, un grupo que abandera una ideología política (no religiosa), volcada en conseguir la independencia del territorio vasco que, sorprendentemente, contó en sus orígenes con la simpatía e incluso apoyo de una gran parte de la población, considerado un grupo contrario al régimen franquista. Bastante lejos de lo que sería en realidad posteriormente, ¿no?.



      4. El terrorismo solo es una amenaza en sus respectivos países de origen.

Nada más lejos de la realidad. De hecho, si en la actualidad el fenómeno del terrorismo ha visto aumentada su importancia ha sido precisamente como una de las consecuencias más graves de la por otro lado positiva globalización. Así, es complejo aislar la actuación de un grupo terrorista en un país, mucho más si tenemos en cuenta que en multitud de ocasiones, tienen que utilizar otros tipos de criminalidad para poder financiarse y obtener recursos. Así, por ejemplo, el IRA en Irlanda traficaba con armas fuera del país. ETA, por su parte, actuaba amparada inicialmente en la prohibición de Francia de que las fuerzas de seguridad españolas atravesaran sus fronteras, provocando que los terroristas tengan bases de operaciones más allá de la frontera. El Estado Islámico (el famoso ISIS), pese a que actualmente está en una fase que no podríamos considerar del todo propia de un grupo terrorista (convirtiéndose en un conflicto armado abierto), tiene como objetivo la instauración de un califato que no se limita tan solo a Siria e Irak, sino a gran parte de Oriente y Occidente.

Como podemos observar, no se trata en absoluto de una amenaza fácilmente localizable, lo cual convierte a estas organizaciones en una suerte de hidras propias de la mitología; cuando cortas una cabeza, hay varias más escondidas.


      5. La respuesta ante el terrorismo pasa por un aumento del punitivismo.

Este es un punto especialmente peliagudo. Por un lado, hay sectores de la sociedad que piden un aumento de la dureza del sistema penal en lo referente a delitos de terrorismo. Tanto es así, que incluso para ciertos países, se ve JUSTIFICADA la aplicación de un derecho penal alternativa, más conocido como derecho penal del enemigo, que elimina las garantías del Estado de Derecho para individuos que han formado parte de este tipo de crimen organizado, quedando por otro lado aceptadas conductas como la tortura, el encierro incondicional, la eliminación de todos sus derechos (¿Te suena Guantánamo?), etc. Para los que abanderan esta postura, todo vale contra los terroristas.

Por otro lado, sin embargo, hay voces que invitan a la reflexión sobre el tema, dado que, ¿En qué nos convertimos nosotros si llevamos a cabo prácticas más propias de aquellos a los que juzgamos? La intervención temprana con individuos con perfil de riesgo, la información, el tratar de dar mejores condiciones para conseguir que unas personas no crezcan sintiéndose infravaloradas respecto a otros sectores de la sociedad, son solo algunas propuestas.

Como te digo, es un tema controvertido, que daría para una entrada entera. Por supuesto, es muy fácil hablar cuando uno no ha sido víctima (directa o indirecta) del terrorismo, con lo cual eso aumenta la dificultad del debate. Nuevamente, te dejaré que extraigas tus propias conclusiones.




En realidad, podríamos seguir hablando durante mucho rato de más características del terrorismo. Pero mi objetivo con este post era que te hicieras una idea de a qué nos enfrentamos, en qué consiste la amenaza que crece y crece en países vecinos. No se trata de ningún fenómeno aislado, como bien sabe Occidente desde el 11 de Septiembre de 2001. No se trata de un fenómeno que se vaya a extinguir en sí mismo, como muestra la unión del grupo terrorista Boko Haram a Estado Islámico. Ni se trata de algo con lo que poder bromear, como pudimos comprobar con el terrible atentado de Charlie Hebdo.

No sé si me atrevería a llamarlo Tercera Guerra Mundial, como citaba el escritor Pérez-Reverte en este interesante artículo. Creo que, actualmente, todavía tenemos tiempo para reaccionar, aunque la cera vaya cayendo y la vela agotándose. Pero sin duda, si por algo es peligroso el terrorismo, es por el perfecto uso instrumental que hacen del miedo.

Un saludo, querido lector.




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