En la línea de la reseña que
publiqué en su día sobre el libro “Emprender en Criminología” de José Manuel
Servera, llevaba tiempo dándole vueltas a hacer una publicación de contenido
similar, y finalmente hoy (y pese a que todavía estoy haciendo frente a la
investigación final del máster) he logrado sacar el tiempo y la voluntad
suficientes para animarme a traerte una nueva recomendación literaria: el libro
“60 pasos para ser un analista delictivo”, de Ronald V. Clarke y John Eck.
¿Cómo? ¿No sabes lo que es un analista delictivo? No te preocupes, hace
un año yo también desconocía que esta figura existía. En realidad en España
todavía es una figura algo desconocida (supongo que porque no existe con
carácter oficial, sino que es un trabajo llevado a cabo por policías), pero en
otras partes del mundo, como puede ser EEUU, se trata de una figura
institucionalizada que vendría a representar un apoyo logístico para la
policía. A todos los efectos, tendría la misma función que un “analista de
inteligencia” integrado en las comisarías de policía, llevando a cabo estudios
sobre la criminalidad, utilizando herramientas de detección geográfica para
localizar puntos conflictivos, realizando informes sobre la variación del
crimen situacional, etc. Podría pasar por ser precisamente eso, una suerte de
analista criminal que actúa apoyando a la policía y optimizando los recursos de
la misma.
(Esto en realidad daría para una
entrada a parte, por lo que trataré de centrarme en la reseña del libro en sí.
Si queréis más información sobre el analista delictivo, os recomiendo
encarecidamente leer al menos los primeros capítulos del libro).
En primer lugar tengo que decir
que, si quieres encontrarlo, no creo que tardes demasiado en toparte con él a
través de Internet. Personalmente he encontrado el propio pdf en línea, y me da
la sensación de que está “liberado” por los autores. De hecho, he hecho una
pequeña búsqueda del libro para ver su precio y no he encontrado nada. Esto
puede ser debido a que el libro original fuera en inglés, y que solo se
tradujese una versión online. Sea como sea, queda bajo tu responsabilidad cómo
hacerte con el libro.
Por otra parte, y sobre los autores, debo comentar que se trata de
dos criminólogos bastante reputados, ambos representantes de la llamada “criminología
ambiental”, y conocidos entre otras cosas por su aportación a la creación de la
figura del analista delictivo, el énfasis en el uso de herramientas (como el
mapeado) para el análisis de la criminalidad, etc. Ambos pertenecen a la “American
Society of Criminology”, quizá una de las más prestigiosas entidades de
criminología. Clarke, por cierto, ha trabajado, entre otros, con Felson, otro
prestigioso criminólogo de parte de cuya obra hablamos en la entrada sobre las falacias del crimen.
Entrando ya en la reseña en sí, decir
que pese a tratarse de un libro de 330 páginas, en mi opinión no se hace pesado
en absoluto. Lejos de resultar un instrumento puramente académico, la redacción
es clara y sencilla, pese a lo cual no van a faltar ciertos elementos que van a
diferenciar la narrativa de este libro de un libro de puro entretenimiento o
divulgación: encontraremos gráficas, esquemas, y estadística sencilla. Sí que
es cierto que en ciertos puntos la narración se vuelve ligeramente más compleja
(por su unión con la parte matemática), lo cual puede chocar un poco si te
encuentras leyéndolo y te dan alergia los números. En mi opinión es algo que no
debe desanimar, dado que todo buen trabajo se debe encontrar sustentado en una
buena base metodológica, y creo que coincidirás conmigo en que este libro la
tiene.
Si hay que ponerle una pega a
cómo está escrito el libro es puramente circunstancial, y es que en la línea de
lo comentado anteriormente, encontraremos que en muchas ocasiones ciertas
referencias no terminamos de encajarlas en un perfil de trabajador existente en
España. Así, en realidad en muchas ocasiones las funciones del analista
criminal que en el libro se describe sobrepasan o no llegan a los límites
existentes de las responsabilidades de un hipotético puesto de trabajo análogo,
precisamente porque la figura del analista aquí no se encuentra regulada. Esto,
sin embargo, no quita que siga resultado interesante leer el libro como
orientación no solo para posibles analistas, sino para policías y otros
miembros de seguridad.
Una peculiaridad que encontrarás
es que no se trata de un libro al uso en lo que a división de capítulos se
refiere, sino que se encuentra dividido en los 60 pasos que dan título a la
obra. En la parte inferior de las páginas veremos en todo momento en qué paso
nos encontramos, teniendo al final del todo un glosario con la terminología
utilizada, y permitiendo por tanto agilidad a la hora de ir de un “capítulo” a
otro. No recomiendo leerlos salteados, porque puede que haya términos que se te
escapen, y constantemente tendrás que verte volviendo hacia atrás para entender
las referencias.
En conclusión, en mi opinión se trata de un libro bastante interesante como vía para conocer qué caminos puede seguir un criminólogo dentro del ámbito policial, pero sin la necesidad de pertenecer al propio cuerpo (lo cual puede resultar interesante si estás planteándote qué salidas puedes encontrar en el campo de la criminología, tema que tratamos más en profundidad en esta entrada). Y por otro lado, como lectura ligera (relativamente), además de como elemento de reflexión o manual de referencia, creo que sencillamente no tiene precio.
Espero que lo disfrutes, y quedo pendiente de conocer tu opinión.
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